Sintió frustración al no poder desahogar lo que sentía.

Su familia...

Su hogar...

Su vida...

Todo había desaparecido de la noche a la mañana.

Sirenas comenzaron a sonar ennla lejanía y por instinto se escondió debajo de una camioneta cercana. Si lo atrapaban lo culparían de homicida, aunque con lo que estaba sucediendo eso ya no parecía tan malo.

Su estómago gruñó por el hambre y se obligó a ponerse de pie, recordar el sabor de la comida de su madre solo estaba empeorando la situación.

Caminó descalzo vistiendo su pijama sucia, el olor a sudor y humedad era horrible pero no quería robar...

Debía encontrar ayuda...

¿Pero dónde?

¿Quién iba a comprenderlo?

Ya en la dirección contraria de donde provenía la sirena de policía decidió buscar algo para alimentarse.

Llegó hasta la autopista y caminó por así una hora hasta encontrar lo que parecía ser un establo junto a una casa.

En el establo se recostó y esperó hasta que el sol se ocultara.

Casi quedó dormido pero tuvo la fortaleza suficiente para levantarse aunque tal vez era debido al hambre.

Miró por la ventana y encontró a un anciano dormido junto a una botella de lo que parecía era Ron.

Puso su mano en la cerradura y respiró hondo recordando lo que había pasado hace uno días. Su cuerpo comenzó a elevar la temperatura y la manija comenzó a derretirse.

Incluso el metal derretido no pudo causar sensación de dolor en su piel. Parce que su cuerpo es resistente fuego y esto le trajo una especie de daj vu.

No sabía de dónde provenía pero era como si hubiera hecho esto antes.

La puerta se abrió y entró sin temor alguno.

Abrió el refrigerador lentamente asegurándose que el anciano a sus espaldas no se despierte.

Miró dentro encontrando una bolsa con varias tajadas de pan, medio queso y varias botellas de cerveza.

Tal vez...

Daba igual, tomó la bolsa con pan y cuando estuvo por agarrar las cervezas...

*click*

-Pero que tenemos aquí... una pequeña y negra rata.-Se congeló sintiendo dos tubos de metal contra la parte trasera de su cabeza.-Voltea lentamente o tus sesos también estarán dentro de ese refrigerador.

Dejó el pan dentro y se volteó lentamente.

El anciano parecía ser ciego de un ojo, su cabello café y blanco estaba sucio y le caía cubriendo parte de su rostro.

Por su mal aliento parecía que llevaba varios días bebiendo. Solo ese hedor fue suficiente para marearlo un poco, claramente era un racista y nada amigable anciano.

Tragó saliva cuando la escopeta frente a él apuntaba directo a su rostro.

-Así que chico, te daré tres segundos para que me expliques la razón por la que un asqueroso negro como tú haya entrado a mi propiedad.-Se mantuvo en silencio aun con la rabia producida por las palabras del anciano.

Aun así sus ojos no podían ocultar su hostilidad.

*Thud*

El anciano lo golpeó con su arma y lastimó su cachete derecho. Sintió claramente como la rubia en su cuerpo aumentaba y su temperatura subía, ya estaba harto...

No más golpes...

Si en realidad era un monstruo...

¡Era hora de actuar como uno!

Miró al suelo de madera antes de levantar la mirada. El anciano parecía estar a7n más molesto pero ya no importaba, a partir de hoy...

Todo se reduciría a cenizas.

-¡Quita esa sonrisa engreída de tu rostro negro de mierda!-El anciano levantó el arma.

Alan solo sonrió aun más y de repente...

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El Omnitrix tal vez no sea suficiente...Where stories live. Discover now