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Noviembre 28, 1979.

Las salidas de ambos jóvenes no cesaron, de hecho, se volvieron cada vez más frecuentes con el paso del tiempo.

KyungSoo había encontrado un refugio en JongIn y JongIn había hallado la motivación perfecta para mejorar sus notas. Mutuamente se apoyaban para sobrevivir el día a día; todo esto a escondidas de los demás, pues nadie tenía idea de lo muy cercanos que eran.

Los dos habían desarrollado técnicas para encontrarse a espaldas de los demás. Y si se preguntaban, aunque habían comenzado siendo un dolor en el trasero, ahora hasta parecía divertido burlarlos a todos. Al menos, KyungSoo se sentía como un chico malo al hacerlo.

Pero fue un miércoles en la mañana cuando las cosas se comenzaron a salir de control.

KyungSoo ya estaba despierto y tendiendo su cama, fue entonces cuando escuchó el timbre de la casa y, como nadie atendía, salió de su cuarto para hacerlo él mismo. Todos los días a esa hora alguien siempre tocaba la puerta, así que supuso que sería un encargo para su abuelo.

Abrió la puerta sin preocuparse por su apariencia de recién levantado, porque lo más probable es que fuera el señor Kang dejando una botella de leche.

—Buenos...

KyungSoo se atragantó con su saliva al encontrar a alguien que definitivamente no esperaba ver en la puerta de su casa.

—Oh... Así que aquí vives.

JongIn no lucía para nada nervioso, todo lo contrario, parecía emocionado y a punto de entrar a la casa para tomar una tacita de café.

—¿Qué haces aquí? —preguntó KyungSoo cuando su tos se detuvo.

El moreno le mostró su carrito de leche que tenía forma de vaquita.

—Vengo a llenarte de leche —respondió con una sonrisa traviesa en los labios.

—¿C-Cómo?

—¿En dónde está tu botella?

—Ah... No la traje. Iré por ella. Un momen-

KyungSoo volvió a detenerse cuando se giró para entrar a la casa. Su abuelo estaba de pie con la botella de vidrio, mirándolo.

—Abuelo...

El anciano pasó de su nieto y caminó hasta JongIn, entregándole la botella.

—Llénala —ordenó sin tacto.

JongIn hizo una leve reverencia con la cabeza antes de tomar la botella entre sus manos y ponerla debajo de la pequeña llave del carrito.

El señor le dio la espalda mientras lo dejaba llenar el recipiente, y plantó su mirada en los ojos de su nieto.

—¿Lo conoces? —preguntó el hombre mayor, sin rodeos y de forma hostil.

KyungSoo se sobresaltó ante la pregunta y sus ojos temblaron, desviándose rápidamente hacia JongIn, quien lo veía atento y mantenía una expresión alegre en su rostro.

—N-No —respondió fingiendo seguridad.

KyungSoo logró ver la mirada triste del moreno, acompañada de un ligero meneo de cabeza. Entonces, este cerró el cañito cuando la botella se llenó.

—Ya está, señor —avisó, entregándole el frasco.

El anciano se volvió hacia él para recibir el producto y pagarle por este.

—Gracias por su compra.

Entonces, JongIn continuó su camino empujando el carrito lejos de la casa de KyungSoo. Este último lo vio alejarse, y en ningún momento se dio la vuelta para mirarlo.

Once upon a Summer [KaiSoo]Where stories live. Discover now