Twenty - Four

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La mañana transcurría normal, ya que estamos a vacaciones de verano mis días son más felices. Comencé a quedarme más tiempo con papá, es mucho más divertido y pasamos más tiempo riendo que lamentandonos cómo lo hago con mamá.

Con el tema del colegio, no me lleve ninguna materia, y por suerte si el año comienza bien, terminaré la secundaria y comenzaré la universidad. Que ese es el gran problema ahora.

La universidad, que cosa más espantosa. Pero alejando el estudio de mi vida corriente, todo va más que de maravilla, con Aidan, con mamá y con papá.

A Izaro la tengo apartada, pero tambien todo va más que increíble. Se porta como una idiota, pero aún así la amo.

Se puede decir que desde que estamos saliendo a escondidas con Aidan todo me da risa, cualquier cosa que haga o diga él.

Por ejemplo el fin de semana anterior, estábamos reunidos en la mesa comiendo sushi, cuando Aidan dijo un chiste demasiado tonto. Mamá no rio y simplemente enseño los dientes en una descortés sonrisa.

Mire a Aidan y no pude resistirme a no reír, solté una carcajada que caí al suelo aún riendo. Habré puesto nerviosa a mamá y a Aidan pero en verdad ese chiste había sido muy malo.

Ese mismo fin de semana, dije a mamá que iría a la casa de mi padre, mentiras.

Dormí con Aidan toda la noche, acurrucados en la cama, sintiendo el calor del uno al otro y por supuesto cogiendo toda la maldita noche.

Sostenía su mano mientras ambos desayunábamos sentados en el sofá mirando televisión. Quite los anteojos de Aidan que traía puestos, para colocarlos en mis ojos. Sonreí

— Te ves increíble.

Le enseñe los dientes en una sonrisa.

— Me encanta estar contigo Aidan, ¿pero sabes que es lo más horrible de esto?

Alzó una ceja para acariciar mi cabello

— Que todo acaba el lunes, mañana tendré que volver a casa y todo vuelve a la normalidad. No abra más abrazo, besos ni nada de eso. — Tristemente agache la cabeza.

— Disfruta el momento T/n, no me hagas recordar que mañana debo trabajar y volver a entrar temprano al trabajo. Porque juro que te tomaría de los muslos y te llevo conmigo. No importa que no dejen entrar animales.

Golpee su hombro.

— Aidan, ¿Acaso me dijiste animal?.

— Admite que aveces no tienes corazón y puedes ser un poco animal. — Sonrió de lado

— Tú eres un maldito — Golpe su pecho

— Está bien, eres un poco animal.

— ¡Aidan!

— Un... Veinte porciento... — Murmuro.

— Aidan maldita sea. — Tense mi mandíbula.

— Está bien... Eres una — Me tomo del rostro — Hermosa, preciosa, simpática e increíble niña. — Se quedó mirando mis ojos, no tengo idea que ve en ellos pero, me encanta la manera en que lo hace.

Me hace sentir especial de algún modo.

— ¿Qué tanto me ves? — Sonreí de lado

— Jamás voy a olvidar esa mirada T/n, que me demuestra tantas cosas sin que tú lo notes.

Sentí sus labios sobre la míos, lentamente acerque mis manos a sus mejillas, acercándolo más a mi, el movimiento de ambos labios juntos. Transmitiendo todo el amor que sentimos el uno al otro. Lentamente me iba recostando sobre lo largo del sofá, acomodaba su cuerpo pegandolo al mío.

Se perfectamente que prosigue luego de esto. Pero no sería la que comenzaría el juego. Supongo que él esperaba que también ayude, comenzó a bajar los shorts, quitando toda la ropa de mi cuerpo.

Le sonreí y él igual, que esperaba, solo faltaba que continúe con su jueguito. Puso esa cara de impresionado que siempre hace y paso una mano por mi mejilla, esto me ponía nerviosa y ansiosa.

Pero juro que quería que todo fuera tan tranquilo y amoroso, abrazarlo hasta que el tiempo de vernos acabe. Porque sabía perfectamente que lo iba a extrañar.

Me miró por última vez para pegar sus labios a los míos, mordiendo un poco y suspirando cerca de mis labios.

— Te deseó...

Murmuró y solo lo mire.

— Adelante entonces

Mi pecho subía y bajaba, podía ver cómo acariciaba mi piel con la yema de sus dedos, abrió mis piernas y comenzó a estimular mi feminidad, sentía un cosquilleo y ganas de que continúe.

Dejo unos besos en mi abdomen y continuo, rodé los ojos al sentir algo húmedo en aquella parte tan delicada, apreté la cobija que estaba aún lado y tire mi cabeza hacia atrás, carajo como me encantaba.

Juraría que no sentía mis piernas, temblaban como una gelatina sin sabor. Verlo hacer eso me provocaba que me estremeciera.

Alzó un poco su cabeza y se asomó a mí, había llegado, que rápido que paso todo, separó mis labios y solo podía mirarlo atenta, tan sumisa y eso no me gustaba demasiado, en el fondo sabía que si esto terminaba me iba a dejar rota.

Lo sabía, pero me permití entregarle mi corazón y que haga con él lo que quiera. Beso mi cuello y esa era mi parte favorita, acercó sus manos a mis senos, intentando erectarlos mientras acariciaba con la yema de su dedo.

Rodé un poco los ojos y oí una risita, abrí los ojos y este me estaba mirando. Trate de parar de sentir ese placer, y lo mire.

— ¿Qué?

— Te ves increíble, eres, y serás increíble por siempre.

Le di una sonrisa y me subí encima de él, al instante me tomo de la cintura y sentía por encima de la tela de su pantalón, su miembro, estaba semi erecto y quería que comenzara a embestirme.

Quito su camiseta dejando ver su abdomen semi marcado, quito su pantalón y lo ayude, bajando con ellos su ropa íntima, no me importaba de la manera que lo hagamos, quería al igual que él, disfrutar el momento.

Comencé a saltar encima de él, sintiendo como entraba a la perfección, un poco incómodo al estar saltando de esa manera desalocada. Mordió mi hombro y gemi, linda manera de demostrar afecto.

Tome sus mejillas y baje hasta su cuello, deje un beso para terminar por completó, me recosté aun lado de él, pegada a su cuerpo, apretó mi cintura y dejé algunos besos por su mejilla y labios.

Oh Aidan...

𝐄𝐯𝐢𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ