Nine

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La charla había acabado ahí, él quería continuar hablando conmigo pero no podía. No quería que me viera llorando como una débil, no lo merecía porque él era el causante de este dolor horrible. Aunque intento detenerme diciendo que no me fuera, no preste atención y tome mis cosas para salir por la puerta de la cafetería.

Camine con rapidez cruzando la calle y entrando en el parque donde las palomas comían migajas del suelo. Me senté en una de las bancas y me coloque el abrigo, rogaría tener en estos momentos un amigo. Alguien que me de unas palabras de aliento, pero que idiota fuí siempre, no queriendo socializar porque el simple hecho de...

— Ey, tú — Alcé la vista mirando a la "rara" del salón, ya saben la niña que tiene el cabello pintado, miles de aros en la nariz y rostro, se viste de negro con largas botas como de Lady Gaga. Bueno exagere un poco pero es la verdad.

— Oh hola — Me puse de pie para darle una sonrisa honesta de costado.

— Deja de fingir que estás bien, te ví llorar

—Que directa eres — Murmuré.

— Lo aprendí de mis padres, ellos no les importa herir, solo tenlo dicen y ya. Tómalo o déjalo. — Suspiré

— Padres... No me hables de ellos — Me senté en la banca de nuevo para tomar mi rostro entre mis manos.

—¿Porqué no? —Se sentó aun lado de mi en la banca.

Dios y ahora iba a tener que hablar de lo que pasó y la verdad, ella es una desconocida. No le iba a contar mis problemas, ¿porqué haría eso? Si tal vez disimuladamente le cambiaba de tema quizás ella ya no vuelva a preguntar. ¿Qué se supone que de dice en estos casos?

"cállate la boca maldita perra" y darle una bofetada, es broma jamás golpearía a alguien para que se calle. Me di la vuelta para mirarla, ella es demasiado blanca, parece una hoja de papel.

— Es algo privado. Aparte...

— No quieres contarme — Me interrumpió, definitivamente es muy directa. Yo en este caso no hubiera preguntado nada y mucho menos contestar luego.

—No es eso, bueno si es — Alzó una ceja — Un poco, pero no es de mala persona. Simplemente no creo encontrar algún consejo bueno de tu parte — ¡Que idiota! ¿¡Porqué le dije eso a la pobre chica!? Soy una mala persona me odio.

— Está bien, todos me odian por el simple hecho de vestirme de esta forma —Se puso de pie y me dió una última mirada para caminar, no podía dejarla así. Irse sola y sin hacer nada.

Me puse de pie y la tome del brazo, ella me miró y quitó mi mano de su brazo — ¿Qué haces? — Preguntó

—Perdón, perdón — Me disculpe — Soy idiota y hoy no tuve un lindo. Me descargue contigo, lo lamento — Negó

— Estoy acostumbrada

— ¿Enserio? Es muy triste — Desvío la mirada, se me había ocurrido una idea, quizás podría hacer alguna amiga. — ¿Quiere venir a mi casa? Quizás sea muy pronto...

— Claro

Y ahí estamos, ambas caminando hacia mi casa. Estaba segura que me encontraría con mamá, creí que me tardaría solo una hora pero fue demasiado tiempo fuera de casa. Tome las llaves que estaban en mi bolsillo para colocarlas en la puerta, cuando se abrió dejando ver a mamá la cual tenía el ceño fruncido.

— T/n, ¿quién diablo te dió permiso para irte?

Quizás no había visto a mi nueva mejor amiga salvadora de vidas detrás de mí, me hice aún lado para que viera que tenía visita y ella cambio esa horrible cara por una sonrisa amigable.

— Te presento a... —  Diablo no le había preguntado el nombre. Mire a la chica rara y está sonrió forzadamente.

— Izaro

Mamá me dió una mirada que solo yo conozco esa mirada. Es una mirada de cuando se vaya esta niña de mi casa vas a ver. Obviamente solo le di una sonrisa y ambas entramos, en la sala se encontraba "detrás ancianas" así le había puesto a Aidan cuando estaba molesta con él.

— T/n — Se levanto de su asiento y se acercó a mí para besar mi mejilla. Ou, mi corazón se quedó chiquito al sentir sus labios pasar por mi mejilla. Fue extraño que haga eso.

— A-Aidan — Tartamudeé y lo mire con cierta timidez de haber recibido ese beso. Debería de haberlo empujado y decirle que no lo vuelva hacer pero no lo hice. Me di la vuelta y mire a la rara. — Ella es Izaro — Volví a mirar a Aidan.

—Hola — Extendió su mano y Izaro la tomo mientras le regalaba una sonrisa.

— Mamá iremos a mi habitación — Tome la mano de Izaro y rápidamente comenzamos a subir las escaleras. Ya había oscurecido y la verdad no podía creer que Izaro siga aquí sin avisar.

Estábamos en mi habitación, yo sentada en la cama y Izaro tomaba los retratos que tenía de pequeña para mirarlos. Me quitaba mis calzado mientras observaba cualquier cosa pero mi mente estaba en otra parte.

—¿Es tu hermano?

Deje de pensar en tonterías y mire a Izaro la cual estaba sentada en la cama ahora. No entendí de quién hablaba, así que la mire por un minuto. Ella agito la mano de un lado al otro cerca de mis ojos y le preste atención.

—¿De quién hablas? — Alcé una ceja para luego acomodar mi cabello.

— Del Dios griego que está ahí abajo — Reí al oír eso. ¿Dios griego? No tiene las agallas para ser un "Dios griego".

— ¡No es mi hermano! — Abrí los ojos — Es el novio de mamá — Murmuré mientras desviaba la mirada. Una gran duda me había entrado en ese momento, tenía un sentimiento como si lo que hubiera pensado estubiera tan mal que me haría a dormir toda una semana para olvidarme de haber pensando eso.

Abrió la boca y me miró. — Sabes siempre creí que jamás conseguiría novio. Pero ahora creo en los milagros, creo que no hay chico que pueda escapar de mí. Reí y asentí.

— ¿Y cómo te llevas con él? — La mire y negué.

— La relación es complicada. Hace poco hicimos un trato, él no se metería en mi vida y yo no me metería en su relación con mamá. — Asíntio

— Que loco. Y tú siendo — Me miro de arriba abajo — Tan tú, aceptaste.

—¿Cómo siendo tan yo? —Abrí los ojos, ¿acaso intentaba ofenderme? en mi propia habitación.

— Digo que eres muy correcta y al parecer no te gusta que te manden — ¿Cómo lo sabía? Una completa genia.

— ¿Cómo lo sabes?

— La otra vez le dijiste al profesor de Teoría "Le daré la tarea cuando yo quiera no cuando usted me diga que se la de" en ese momento lo supe — Abrí la boca al no recordarlo.

— Guao — Mordí mi labio. — Aveces creo que no tengo a nadie — Dije de repente como si ella fuera una amiga de toda la vida. Jamás la contaría mis problemas a alguien extraño pero ella estaba ahí para escucharme. Era la única que estaba ahora.

— Llegaste sola a este mundo T/n — Asenti — Y sola te irás... No hay opción — Tenía razón. Mucha razón, nadie nunca se preocupo por mí, a nadie le importaría que se me cruzó por la cabeza si en algún momento me mato.

— Tienes razón Izaro — Apreté mis labios — Tienes mucha razón.

— Te digo algo T/n... Piensa lo mejor, quizás creas que es una locura. Pero ¿te imaginas ser novia del muchachito de ahí abajo? — ¿Qué? Cómo podía decir algo así, ¡está loca! Jamás le haría eso a mamá. Aparte Aidan no es mi tipo, no podría convivir una semana con él.

— ¿¡Qué dices!? — Grite indignada

—Tranquila — Poso su mano sobre mi hombro — Solo es una broma, creo que jamás le harías eso a tu madre. Sería tan terrible. Esas personas deberían de morirse. — Que duro sonó eso.

𝐄𝐯𝐢𝐥 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now