Nineteen

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Acaricié su cabello y trate de tranquilizarla. Pensar en los meses que estuvimos juntos y quizás jamás había confiado en mí, está vez lo hacía. Demostraba su lado débil enfrente de mí y eso me hizo sentir orgulloso, de lo que había logrado. Tener confianza con ella.

Alzó su cabeza dejándome ver esos ojos irritados y con lágrimas. Su nariz estaba rojiza y trago en seco para alejarse un poco de mi rostro que estaba muy cerca del de ella. Los dos solos en la casa, sentados en el mismo escalón de las escaleras, tratando de tranquilizar su llanto y poder hablar.

— Perdón — Me disculpe — No tendría que haberte besado yo...

Me miró y limpio sus lágrimas para llevar la manga de su camiseta a su nariz limpiando su nariz.

— No estuvo nada bien — Trato de ser lo mas dura posible — Pero no quiero que esto acabe, podemos seguir y olvidar lo que sucedió.

Tan duro pero es cierto.

— Si, hay que olvídarlo.

En ese momento sentí un apretón en mi corazón. Ella me había provocado que me sienta así. Ella no podía ser mía, y yo no podía ser de ella.

T/n

Me senté junto a la cama de mi madre, estaba recostada mientras miraba televisión. Hoy genia día de descanso y quizás podría hablar con ella.

— Mamá...

Me miró y sonrió, para bajarle el volumen a la televisión.

— Dime...

— Bueno — Trague en seco — Seré directa, pero quiero que entiendas que esto no lo hice para traicionarte o que te sientas traicionada. — Frunció el ceño — Simplemente sucedió y no sabía cómo controlarlo.

— ¿Qué sucedió?

Hablo temerosa y suspiré. No sabría cómo decirles esto, sabía en se enojaría le dijera lo que le dijera.

— Hace unos cinco meses atrás, papá me llamo al celular... — No dejo de mirarme con seriedad — Y luego de eso. Tuve curiosidad ya que después de su divorcio nunca lo había vuelto a ver. Ya no me acordaba de su rostro.

— Continúa

— Pretendía solo verlo una vez por mes, pero fueron varias veces. Pasamos tiempo juntos y ví varios cambios. — Asíntio — Se que tú y él... Ya no es lo mismo, y lo sé. Pero hace poco me propuso ir con él los fines de semana y yo quería...

Como costaba decir esto, cambio su rostro a uno más amable para tomarme de la mejilla.

— ¿Saber si tenías mi aprobación? — Asentí — Claro que puedes ir. Él es tu padre, pero solo te advierto que no será mi responsabilidad si te decepcionas de él.

— ¿A qué te refieres? — Fruncí el ceño

— A que me refiero, es que él siempre ha hecho lo mismo. Decía que cambiaría y eso no pasaba. Iba a citas para tratar de dejar el alcohol y siempre mentía. — Suspiré — Pero eso no significa que ahora tenga que hacer lo mismo. Solo es una advertencia.

— Gracias — Murmuré para ponerme de pie y salir de su habitación.

Aunque desconfiaba de mi padre, algo me decía que si había algún cambio y que podía contar con él.

Quería irme lo más ante posible, sentirme una idiota,traicionera y malvada hija me estaba matando. Ver a Aidan casi todos los días en casa me hacía sentir mucho peor. Aunque habíamos quedado en que olvidaríamos todo, no podía.

Recordaba como movía sus labios sobre los míos e intentaba acercarme a él y eso me hacía ponerme incómoda en ese momento. Trataba de no reír en todos los chistes que hacía. No quería que creyera que había algo más, no fue correcto que nos besemos y no fue para nada correcto que estemos solos en el sofá.

— ¿Y qué cuentas?

Alcé la vista, mirando a Aidan, él sabía sobre mi padre y sabía que iría los fines de semana a quedarme con él. No es que sea un gran misterio.

— Bueno... Este fin de semana ire con él.

— ¿Estás nerviosa?

Mamá no estaba con nosotros obviamente. Volvería en cualquier momento de hacer algunas compras.

— Para nada — Sonreí amablemente.

Ahora me había vuelto mucho más vergonzosa. Eso no me gustaba para nada.

— Yo... Solo quería que sepas que estoy aquí si quieres hablar.

No gracias, no quiero hacer nisiquiera el más mínimo contactó visual contigo.

— Claro — Sonreí

— Y sobre...

— Del beso solo olvídalo y ya — Me puse un poco seria.

— No — Negó, mientras fruncia el ceño — Era sobre...

Dios, ¿porqué me haces esto? Pasar mucha más vergüenza sobre la que ya tengo. Era obvio que ahora pensaría que todo el tiempo estoy pensando en ese estúpido beso. Ni que fuera la gran cosa.

Solo fue un beso, aunque la humedad que tenían no estaba nada mal. Concéntrate T/n. No es momento.

— ¿Tú crees que puedas acompañarme?

Alcé una ceja, ¿De qué me perdí? ¿De qué hablaba?

No, no, claro que no. Dile que no

— Si, si — Sonreí

Pedazo de idiota, ¿ahora que se supone que haría?

Nisiquiera sabía dónde íbamos y dije que sí, quizás el día que deba acompañarlo le diga que me enferme y no podré ir. Una buena estrategia.

Se como mentir fácilmente.

Mamá por fin llegó, sonrió y nos saludo. Hablaba con Aidan sobre la universidad y como le había ido en los parciales que tenía. En eso aproveche para preguntarle a mamá sobre una salida.

Sabía que no podía decir que ‘no’ cuando hay visita. Tosí para llamar su atención y ella me miró al igual que Aidan.

— Mamá, yo quería preguntarte si el fin de semana me dejas ir a una fiesta — Sonreí enseñando los dientes.

— T/n — Hizo esa expresión, que hacen las mamás cuando no saben que decir. — ¿No tenías que ir con tu padre?

— Si por eso mismo, iré a la fiesta y él pasará a recogerme.

Era obvio que eso era mentira. Me quería en lo de Izaro. Ella misma me había invitado y luego de la fiesta a dormir a su casa.

— Pero...

— Vamos mamá — Rogué y miro a Aidan sonriendo falsamente.

— Claro vé.

— Gracias, gracias — Me puse de pie para caminar hacia las escaleras y subirlas.

Así era como convencía a mamá. No es que siempre funcione pero está vez funcionó.


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