02| Solitario

14 4 0
                                    


El sol comenzaba a iluminar las cúspides de las montañas, el clima era fresco.

Los pinos que rodeaban la carretera eran enormes de tronco grueso y ramas firmes. A Jimin le encantaba perderse en el paisaje matutino. Con Irene a su lado la plática fluyó rápidamente, ella era una vieja amiga de su madre, habían crecido juntas bajo el mismo techo sin la necesidad de compartir lazos sanguíneos.

La familia de Irene había trabajado para los Jeon desde generaciones atrás, por eso la confianza era mutua, aunque Jimin la veía más como una tía.

Al llegar una pequeña casa blanca los recibió, contaba con toques cafés, rodeada de vegetación, con largas enredaderas verdes colgando del techo café repleto de pequeñas tejas, el aire era refrescante, pacífico y enigmático justo como Jimin lo recordaba.

Era mágico aquel sitio.

Tras una cálida bienvenida por parte de algunos trabajadores, Jimin se percató de la disminución en el personal, así como de las mínimas modificaciones del lugar, ya no había margaritas en la entrada o gardenias decorando los jardines, tampoco el pequeño huerto al lado de la casa.

—Bienvenido joven Park —le dijo Irene.

—Gracias —respondió alegre a pesar del clima frívolo.

—Sígueme —indicó la fémina guiando al chico hasta la casa.

Al atravesar la gran puerta de madera, lo primero que vió fue la vieja y opaca sala, algo rústica pero a pesar de ello conservaba su encanto; no muy lejos se encontraba el comedor para seis personas y más adelante la cocina escondida tras una pared blanca con cuadros decorando su extensión, había otras habitaciones que no recordaba pero que tampoco pudo apreciar desde lejos ya que Irene lo guío por las escaleras que se hallaban al costado de la sala.

—¿Y mi abuelo? —preguntó consternado al notar la soledad en la vivienda.

—Se encuentra descansando, últimamente lo hace muy a menudo.

—Comprendo —murmuró Jimin —¿Y Hanna? —dijo, al recordar a la dama de llaves que siempre lo recibía con una cálida sonrisa; Irene soltó un pesado suspiro al tiempo en que llegaban a la primera planta.

—Su abuelo ha cambiado un poco y no le agrada la idea de que haya mucha gente en su casa moviendo cosas y haciendo ruido, por lo mismo es que el personal se redujo.

Una sensación de pesadez hundió el estómago de Jimin.

—Ya veo.

—Los que quedamos solo venimos dos o tres veces a la semana —añadió Irene notando la incomodidad en Jimin —. La enfermera solamente viene por las mañanas y los fines de semana por la tarde también.

—¿Así que pasa la mayor parte del tiempo en soledad?

—En efecto, el señor Jeon es un hombre independiente y testarudo, así que desde que falleció la señora de la casa comenzó a alejar a todos y lo que una vez fue ese lugar—dijo mirando a su alrededor —, ha desaparecido.

—No tenía idea —dijo Jimin con pesadumbre.

—No es su culpa —comentó la mujer continuando su camino hasta el final del pasillo —, el señor prefirió mantenerse alejado, fue su decisión y hay que respetarla.

«Por eso mi madre me envió» Pensó Park.

—Mi niño —vaciló Irene —, le pido que le tenga mucha paciencia a su abuelo, en ocasiones puede ser algo reservado.

—No se preocupe, es mi abuelo.

—Sí, lo sé, pero en estos meses ha cambiado, pareciera otra persona.

Singularity | TaekookWhere stories live. Discover now