III

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Ahí estaban nuevamente en aquel castillo

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Ahí estaban nuevamente en aquel castillo. Hoseok jugaba con su comida con la mente divagando a otro lugar, se sentía cansado ya que la noche anterior le costó dormir, el príncipe no salía de su mente, era un desastre. Levantó su mirada con lentitud al sentir una presencia delante suya, un muchacho alto, cabello negro con hombros anchos, lo miraban con algo de enfado. Lo que faltaba.

—¿No te dijeron que jugar con la comida es de mala educación?— si estaba enfadado.

—Lo lamento.— bajo la mirada con tristeza.

—¿Te hicieron algo?— se recargó sobre la mesa ladeando su cabeza.

—No sé ni quién eres.— dejo salir sin tanta torpeza, el chico se sintió un poco ofendido.

—Mi nombre es Seokjin y soy el cocinero estrella de este castillo, ¿acaso no te han hablado de mí?— negó.— desgraciados... ¿Estás bien?

—No pude consolidar el sueño ayer, es todo.— se removió de su asiento un poco incómodo con la mirada aún baja. —Además no tengo hambre.

—Será un gran problema sino comes aunque sea un poco, hazme caso.— le dedico una mirada rápida haciéndole caso, no quería que le repitieran las cosas, era fastidioso.

No sabía cómo le había pedido el permiso a la princesa para que lo dejase estar en aquel precioso jardín, sentado frente a un rosal con la mirada perdida y los nervios en su punto, se sentía extraño al experimentar dicho sentimiento

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No sabía cómo le había pedido el permiso a la princesa para que lo dejase estar en aquel precioso jardín, sentado frente a un rosal con la mirada perdida y los nervios en su punto, se sentía extraño al experimentar dicho sentimiento. Seguía en su mente, se dibujaba tan fácilmente a él sonriéndole y en la forma en que lo tomó de las manos. Cerró sus ojos soltando un suspiro mordiendo su labio inferior. Como si lo llamara con la mente apareció sacándole un segundo susto. Ya era costumbre.

—No quise asustarte.— apenado soltó una risita sentándose junto a él.

—Está bien.

Fue lo único que dijo, no lo miro, sabía que si lo hacía algo dentro de él se removería. La sonrisa de Yoongi se borro al ver la expresión del muchacho.

—Te he notado muy distante, ¿hice algo malo?—

Hoseok lo miro perplejo, ¿acaso el príncipe Min Yoongi estaba preguntándole a él si había hecho algo malo?

Parpadeo varias veces y después suspiro conteniendo las ganas de decirle el porqué, pero solo negó.

—¿Sucedió algo? ¿te hicieron algo?

Eso no lo ayudaba en nada, él quería hacer que se desapareciera de su mente y de su corazón no que siguiera dentro, tuvo el valor de levantar su mirada y mirarlo a los ojos, deseaba poder besarlo, tocar sus mejillas, sentir su calor. Trago saliva tratando de hablar con tranquilidad, fallo.

—N-nada de eso, s-solo que...— relamió sus labios cerrando los ojos, sus manos temblaban al igual que sus piernas, se sentía estúpido, sentía una sensación de vomitar— yo...

Yoongi seguía en silencio mirándolo con curiosidad. Como si su corazón lo mandara llevó una de sus manos sobre la mejilla del castañito acariciando con delicadeza. Primero tocaba con lentitud toda su mejilla -sonrojada- para llegar a sus labios. Su pulgar acariciaba su labio inferior sin dejar de observarlo, su mano cosquilleaba y sus labios pedían probarlos, era necesario hacerlo y no importaba qué consecuencias tendrían. Sin espantarlo se fue acercando poco a poco hasta logrando sentir la respiración del otro, sin más, lo beso con timidez. Solamente eran ellos dos, el mundo no existía más, se separó con poco y nuevamente lo beso, aún más profundo, necesitaba más de él. Atrapó entre sus labios el labio inferior del contrario con suavidad haciendo que sus ojos se cerraran, pero una voz dentro de su cabeza hizo que Hoseok se alejara de golpe.

—No, no, no.— repetía con exageración. —Esto no está bien, no debí que esto pasara.— se levantó pero Yoongi tomó su mano.

—Hoseok, espera no te vayas...

—No está bien lo que estamos haciendo, usted es un príncipe con modales, con principios, y yo soy un sirviente, un inútil sirviente.— su voz comenzó a quebrarse, Yoongi se levantó acercándose a él tomándolo de las mejillas secando sus lágrimas con los dedos.

—Claro que no lo eres, eres tan maravilloso, tan precioso, tan bonito. Hoseok, yo...— suspiro.— yo siento algo cada vez que te veo, sé que esto es tan rápido, incluso puedes llamarme loco por lo que te diré pero he creído en el amor a primera vista, cuando te vi entrar sentí algo que jamás pensé sentir.

—No siga.— dijo en un sollozo.

—Algo me dice que debo cuidarte, que debo estar contigo... quiero estar contigo.

—Eso no se puede.

—Se podrá, confía en mí — acarició su cabello con suavidad y nuevamente bajo hacia sus mejillas —. Solo déjame conocerte y me permitas enamorarte, ¿sí?

Hoseok simplemente asintió algo inseguro, ¿estaba bien lo que está haciendo? de verdad que no lo sabía, pero no podía evitar sentir lo mismo que el príncipe, tal vez cuando entro no lo tomo en cuenta por estar maravillado por lo enorme que era el castillo sino después, que cuando tuvo la oportunidad de estar solos supo lo hermoso que era tanto como físico y sentimental. Su corazón sintió la calidez de su voz, la forma en que lo trataba.

Quería evitar sentir sentimientos hacia a un hombre que no le correspondía pero no se podía hacer nada, ya los estaba desarrollando y al parecer él también lo estaba haciendo. Le resultaba gracioso el simple hecho de que puso sus ojos en un sirviente en lugar de aquella princesa, pero por primera vez se sentía primera opción, deseaba eternamente que esto jamás terminara, es más, anhelaba que eso funcionara y terminara bien.

Que terminara bien.

Adore You | Yoonseok Onde histórias criam vida. Descubra agora