DIMENSION [산의 정령]

3: Amanecer

No sabía por cuánto tiempo había dormido, pero en cuanto despertó no pudo dormir más. Tal vez era porque se sentía nervioso de que todo resultara ser verdad o simplemente porque estaba preocupado de no poder volver al mundo real. No lo sabía, pero sí sabía que tenía todo un lío de emociones que se encontraban hechas nudo dentro de su estómago.

Cómo deseaba tener su celular ahora mismo para poder ver la hora y distraerse un tiempo. Comenzó a escuchar ruidos de afuera y se asustó al pensar que podían ser los "Kamis" pero se tranquilizó en cuanto escuchó la voz de alguien.

— ¿Aún no se ha levantado?

— No

— Quiero ver su cara cuando se despierte— se escuchó una voz burlona.

— Por favor Niki, no te vayas a burlar de él. Recuerda cómo te sentías cuando llegaste y trata de ser amable.

— okey— contestó alargando la última parte con disgusto.

Ahora menos se quería levantar.

Vio todo a su alrededor y efectivamente todo seguía obscuro. Cerró los ojos y pidió al cielo, el universo y a todos los dioses que conocía que al abrirlos fuera de día otra vez, pero cuando los abrió todo seguía igual.

Obscuro.

Entonces decidió echarle la culpa a Jay, pues la habitación en la que le había dicho que podía dormir apenas y tenía una pequeña ventana que se encontraba totalmente cubierta por lo que parecían tablas de madera y cobijas viejas. Se convenció a sí mismo de que ese era el problema, por lo que decidió salir afuera para poder ver que ya era de día.

Así salió de la habitación dispuesto a ir hacia la puerta y demostrarles a esos dos que había amanecido, que todo lo que le habían dicho era mentira y que se podía ir de ahí.

— Buenos días— dijo Niki en cuanto lo vio y volteo a ver al otro con burla — ¿Lo dejaste dormir en tu habitación?

— Sí, ¿qué tiene?

Escucho como el rubio se echó a reír, pero no le importo y siguió con su camino. Aquellos dos lo ignoraron mientras se dirigía a la salida, como si ya supieran lo que estaba a punto de hacer.

Llego rápidamente y la abrió de un solo golpe.

Y quiso que sus ojos le estuvieran mintiendo.

—Cierra la puerta que la luz se sale y los Kamis nos podrían encontrar— dijo Jay acercándose a cerrarla, pero Jungwon no se lo permitió. Y antes de que pudiera detenerlo Jungwon salió corriendo de aquel lugar.

— ¡Jungwon! — Gritó mientras corría detrás de él y Niki solo pudo ver desde la cocina como los dos se alejaban.

No, no, no. ¡No era cierto! ¡No podía ser cierto! Jungwon corrió y corrió lo más rápido que pudo sin una dirección en mente. Solo veía al cielo queriendo encontrar la luz del día, pero lo único que veía en el cielo era obscuridad. Ni siquiera se veía la luna o las estrellas, lo que lo asustó aún más.