8. Si yo no lo voy a descubrir, otra persona lo hará por mí

56 6 0
                                    

Tras entender que Noah y yo no llegaríamos a ningún lado, solo pude pensar en cómo cambiaría mi relación con su mamá, dado a que la señora Spencer había sido una figura femenina influyente en mi vida desde hacía bastante tiempo. Una mujer exitosa con la mitad de todas las cosas que me gustaría lograr en el futuro, me preguntaba cómo sería nuestra dinámica una vez se enterara de la decisión de su hijo. O incluso, me preguntaba si ella sabía sobre dicha decisión desde antes. El que papá no sacara el tema resultó reconfortante, con su personalidad extrovertida, podía llegar a ser demasiado algunas veces, así que ciertamente, sentí un peso menos en mis hombros gracias al pequeño gesto bien pensado que podía o no haber sido fríamente discutido con su consciencia.

Contradiciendo mis pensamientos, la señora Spencer apareció en nuestra puerta la mañana del lunes tan pronto como había sido seguro estar andando por las calles. Trajo consigo dos cacerolas de pollo a la parmesana-que yo amaba de por sí-y té de durazno fresco.

-Pero mírate, siempre tan ordenada -La señora Spencer sonrió de forma aterciopelada.

-Escuché que no hubo ninguna baja. Gracias a Dios -entró a la casa-. Y los daños físicos se pueden reparar. Una buena dosis de noticias agradables después de una semana de puras malas, ¿no lo crees?

No pudiera estar más de acuerdo.

Llevé la comida a la cocina, espiando el fuerte y delicioso aroma que venía del plato cubierto. El calor permaneció en mis manos incluso después que lo dejé en el mesón junto con tres lámparas de acampar que papá había colocado específicamente para evitar puntos oscuros en la casa con intensión de tener ese ambiente claro y amigable. Para mí, era inútil puesto a que ninguno de los dos nos quedaríamos tanto tiempo adentro.

-¿Cómo se las están apañando ustedes dos, eh? ¿Dónde está tu papá?

-En la piscina. Está ayudando a los chicos a limpiar -respondí, acomodando el ruedo del enterizo corta amarillo lima que se seguía arrugando desde que me la puse.

Ella avanzó hacia mí, arrodillándose por un instante para ayudarme a hacer el dobladillo del short correctamente, ofreciéndome una breve sonrisa ladeada, arrugando las esquinas de sus ojos. Ni siquiera mencionó los viejos raspones que casi se desvanecían.

-Tengo una cadenita que se vería hermosísima en tu cuello con lo que estás usando. ¿Por qué no vienes conmigo más tarde? -la seguí hasta la terraza, extrañamente confundida. Si ella sabía sobre lo que ocurrió conmigo y Noah, era buena manteniendo la normalidad. Y apreciaba que lo hiciera-. Claro que todavía tengo que hacer un par de entregas más con esas cacerolas en Kildare, así que sería después. ¿Te interesa?

-¿Hacer qué o qué? Hola, Diane.

Papá miró en nuestra dirección, cargando una de las ramas de los árboles caídas antes de depositarla en el contenedor gris que trajeron los trabajadores para eliminar los rastros del desastre causado por la tormenta. Noté que los shorts de lino estaban salpicados con agua y algo de barro.

-La señora Spencer dice que puedo ir con ella más tarde a su casa -expliqué vagamente, estando distraída por la graciosa combinación de colores que había escogido. Los shorts oliva y el polo rosado salmón no estaban haciendo una buena combinación en mi opinión-. Papá, ¿puedes cambiarte la camisa? ¿O los shorts? Tú decides. Pero uno de los dos se tiene que ir.

-¿Es innovador, no? -la señora Spencer tildó la cabeza-. ¿Estás probando algo nuevo, Eric?

Sus cejas se fruncieron y bajó la mirada hasta el tema de conversación, revisando su aspecto-. ¿Qué tiene de malo? He visto a varios usando algo así.

-Muy segura de que puse ese atuendo en cosas que no usar, bajo ninguna circunstancia -me burlé y la señora Spencer se rió por lo bajo.

La miré levantar dos de las macetas con plantas de cuerdas perladas para colgarla suavemente sobre la base.

Peace || Outer BanksWhere stories live. Discover now