『𝖢𝖠𝖯Í𝖳𝖴𝖫𝖮 𝖴𝖭𝖮』

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Capítulo uno.

El tono de llamada sonó por quinta vez y luego el silencio se quedó en la línea, seguido de un suspiro resignado.

SeokJin había llamado a su esposo tres veces en un lapso de cinco minutos, y en ningún intento respondió. Ya se hacía la idea de que tal vez el otro estuviera ocupado o en alguna reunión de firmas de la empresa, pero NamJoon siempre solía avisarle si esto sucedía para que no insistiera en llamar; solo que esta vez no le había hablado de algo importante.

Aun así, dejó a un lado el teléfono, arriba de la encimera; iría a ver a NamJoon al trabajo.

Pero antes de eso, hacerle caso al pequeño niño que corría por toda la casa.

-¡Jimin! ¡Ven aquí, cariño! -Llamó hacia las escaleras, viendo cómo el infante segundos antes se había ido por esa dirección.

Un par de ojos grandes se posaron sobre él y después un pequeño cuerpo fue acercándose mientras bajaba los escalones con cuidado. El niño sonrió cuando su padre lo alzó en sus brazos, quedando a la altura de su rostro; enrolló sus brazos al cuello del mayor.

-¿Listo para ir con la abuela? -preguntó dirigiéndose a la puerta principal, justo en donde un par de chamarras reposaban en el perchero y él tomó una del lugar.

-¡Sí, papá! -Contestó emocionado. Por unos minutos Jin tuvo que dejarlo en el piso para ponerle un suéter y luego un abrigo pequeño encima, dejándolo muy abrigado y esponjoso.

No había razón para preocuparse de una llamada no correspondida. No era la primera vez, pero ignoró cuando una extraña sensación se instaló en su pecho cuando arrancó el auto y los neumáticos de éste se deslizaron por las calles recién bañadas de la luz del mediodía.

Aún era temprano y debía dejar a su hijo con la abuela del mismo; ya eran algunos días desde que SeokJin no visitaba a su madre, más allá de hablar por el teléfono o encargar a Jimin con ellos (abuela y abuelo) cuando un imprevisto surgía en su día. El fin de semana estaba comenzando y esos días eran algunas veces elegidos para que el pequeño se quedara a visitarlos hasta el inicio del lunes.

Sonrió cuando el auto iba entrando por un arco de flores y luego se visualizaba una casa de madera llena de diversos árboles y muchas más flores en el patio exterior principal. Antes de estacionar una mujer salió del lugar, e inmediatamente fue hacia donde el carro para esperar a los dos varones.

-¡Mi hermoso nieto! -Exclamó arrebatando a Jimin de los brazos de su padre cuando juntos se acercaron a la mayor.

Y aunque Jin quiso protestar, lo único que hizo fue observar el reloj puesto en su muñeca y darse cuenta de que la mañana estaba terminando y debía apurarse si es que quería pasar un día completo con NamJoon.

-Hola, mamá -Saludó llamando la atención de la misma. Pero luego agregó sarcástico-: Gracias por preguntar, estoy perfectamente y sé que me amas.

La mujer resopló, y acomodó en sus brazos al más pequeño-. No seas ridículo, SeokJin; a ti te he visto durante treinta años-señaló a Jimin-, y este hermoso niño apenas y ha pasado tiempo conmigo desde el último mes.

Una discusión corta se armó al Jin haber protestado contra su madre y que ella lo reprendiera por contestar; pero poco fue lo que duró al darse cuenta de que el niño se retorcía entre el abrazo de su abuela por ansiar bajar y correr en el patio.

-Tengo que irme, madre. -Dijo apenado. Ella asintió y lo rodeó con sus brazos en una rápida despedida.

-Ve con cuidado. ¡Y recuerda que Jimin se queda conmigo hasta el lunes! -Repitió, Jin sonrió aún cuando una leve tristeza se puso sobre su pecho al saber que no vería a su hijo en unos días.

Pieces in the air | NamJin.Where stories live. Discover now