Capítulo 1

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No había nada mejor que recostarse en la silla de su oficina mientras dejaba descargar a la memoria de su computador la información que había robado. Se quitó los anteojos, dejándolos sobre la madera de su escritorio, y masajeó sus párpados cansados por las largas horas que llevaba frente a aquella pantalla para terminar consiguiendo una insignificante cantidad de los datos que necesitaba.

—Quizá no haya problema si duermo un poco —su cuerpo había sido tentado hacía varias horas antes a caer en brazos de Hipnos y no tenía intenciones esta vez de rechazar su invitación. Sin embargo, poco sabía que ese deseo estaba lejos de ser concedido.

Toc-toc, llamaron a su puerta, provocando que maldijera silenciosamente a quien había osado en interrumpir su cita con el dios del sueño.

—Señorita, hay una persona que desea reunirse con usted —había hablado detrás de la puerta uno de los hombres que resguardaba la gran casa donde vivía.

—Dígale que si no tiene información de mi interés, que vaya a hacer cola con el resto. Tengo una agenda muy ocupada —no se había dignado a abrir sus ojos, dispuesta a continuar aceptando los coqueteos de Hipnos.

—¡Vamos, Ren! No rompas el corazón de este humilde admirador tuyo —pero esa bendita voz arruinó todos sus planes.

Dejando escapar un enorme bufido, dio el permiso al guardia para que dejara pasar a su visitante. Abriéndose la puerta, no tardó ni cinco minutos en dejar a la vista a un muchacho de ondulado cabello y varias vendas que cubrían su cuerpo.

—Puedes volver a tu puesto —le concedió el permiso al guardia, quien retomó su lugar y la puerta se cerró. Cuando escuchó que los pasos del joven castaño estaban cerca suyo, reveló sus ojos amatistas que era decorados por tenues sombras oscuras bajo ellos—¿Qué te trae a mi oficina, Dazai?

—Que niña tan fría. Nunca conseguirás novio si continúas así —la aludida levantó una ceja ante su comentario y procedió a colocarse sus lentes para volver a su trabajo— El señor Mori me encomendó una investigación como bienvenida a la Port Mafia.

—Hurra. Que bien por ti —sin embargo, el indiferente tono que utilizó solo consiguió que el mayor insistiera en su cometido. De su bolsillo sacó el Oráculo de Plata que el jefe le había entregado y lo colocó sobre el escritorio.

—Y quiero que me acompañes a investigar en Cone Street.

Ren dejó de teclear cuando oyó el nombre del lugar y miró hacia el papel que el mayor había dejado frente a ella. A continuación, observó inquisitiva al castaño que había requerido su presencia en ese trabajo. Él solo sonrió satisfecho ahora que ella había volteado su silla para prestarle atención apropiadamente.

—¿Para eso viniste a verme? —perpleja estaba ante tan descabellado pedido— Existen otros subordinados en la organización que podrían escoltarte sin problema. Además, no tengo tiempo.

—Vaya que puedes ser lenta, Ren. ¿O acaso la consciencia ya empezó a carcomerte por dentro?

Rápidamente se levantó de su silla y tomó por la fuerza la corbata del quinceañero para reducirlo a su altura. Sus amatistas destilaban hostilidad, dando la imagen de un gato encrespado y listo para saltar sobre su insolente presa.

—Cuida tus palabras. El único motivo porque permití que te acercaras a la mafia fue porque el doctor Mori te trajo consigo —que placentero le era hacer enfadar a la princesa del bajo mundo. Tan pequeña a sus ojos y aun así no dudaba en responderle con tal atrevimiento.

—Estoy seguro que detrás de tu escritorio no has obtenido toda la información que querías y ahora mismo la mafia no tiene el dinero suficiente para comprar soplones —se mordió la lengua cuando intentó replicar al recordar la extraña confianza que el nuevo jefe le tenía al muchacho frente suyo— ¿No te parece una gran oportunidad para hacer gala de tu apodo, Srta. Flor del infierno?

Juicio del alma: Flor del infierno (Bungō Stray Dogs)Where stories live. Discover now