Noche de tormenta (completa)

Extra 3: Familia

Advertencia: este extra contiene spoilers de La última tormenta, sucede después del capítulo 11 de ese libro. Les recomiendo que, si van a leer la continuación de Noche de tormenta, esperen hasta después para leer este extra.

Estaba tan nerviosa. Había esperado casi tres años para esto. Casi tres años, eso era mucho tiempo. E iba a suceder en el peor momento posible.

Cuando mi tía me había contado quién iba a venir, me había emocionado. No obstante, esa sensación no duró mucho y pronto fue reemplazada por el pánico y la incertidumbre. Porque la verdad era que no tenía ni la menor idea de cómo podría reaccionar mi abuela al verme. Yo ni siquiera la conocía, solo sabía que compartíamos sangre, que era la madre de mi progenitor, ese que había odiado tanto tiempo pensando que nos había abandonado.

Y como si eso no fuera suficiente, ella esperaba vernos a ambas, a Ada y a mí. Y Ada estaba muerta, la había asesinado la misma persona que había acabado con la vida de su único hijo.

Por todas esas razones, no podía parar de repiquetear mi pie contra el suelo mientras esperaba sentada en uno de los asientos de la pequeña cafetería. Mi abuela le había dicho a mi tía que la esperáramos allí. Y estaba llegando tarde, la llevaba esperando más de media hora.

Ya casi no podía lidiar con la ansiedad. Sentía que me faltaba el aire y mi estómago estaba revuelto. Además, me picaba toda la piel.

—Ela, ¿estás bien? —me cuestionó una de las chicas que trabajaban allí.

Todos en el pueblo me conocían, no había nadie que no supiera quién era y qué había pasado con mi familia. No había nadie en el pueblo que no estuviera pendiente de lo que hacía o cómo me sentía, por lo menos desde que Jason había regresado. Porque sí, estaba más que segura de que era así, a pesar de lo que mi tía decía. Ella no lo entendía, no había aprendido nada. Parecía que aún no se daba cuenta de que las cosas se estaban repitiendo una y otra vez por su culpa, por quedarse callada cuando todo lo que debía hacer era hablar.

Si mi tía hubiera hablado con Mika, ella aún estaría con nosotras, no se habría escapado y no estaría muerta en este momento. Y ni siquiera con la muerte de su hija era capaz de admitirle la verdad a Luz. Ella era la única que quedaba, la única que impedía que Jason viniera por nosotras al acabar el ritual. Así que no solo estaba poniendo en peligro a su única hija, sino también a nosotras.

Pero no lo entendía y no iba a hacerlo. Era demasiado terca, demasiado orgullosa y aún ocultaba muchos secretos. Y creía comprender cuáles eran algunos de ellos. Lo había visto en los ojos de Luz, el terror y la comprensión, el asco. Ella sabía, lo había deducido mucho más rápido que yo, aun cuando yo había tenido años para notarlo y no lo había hecho.

Luz era hija de Jason.

Esa era una de las razones por las que mi tía no hablaba. Pero también había más, muchos más que probablemente nunca sabría.