Día 13: Gargantilla [Chan x Jeong In] [2/4]

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A veces, sus obligaciones como el sirviente personal del segundo hijo del clan Lee le parecían una molestia; y por «a veces» se refería a casi siempre. La única cosa que, en realidad, no le irritaba, era estar con Yong Bok, velando por sus necesidades. Tenía una propia necesidad por protegerlo que, sabía, era inevitable sentir con una persona cómo lo era su joven amo.

Tal vez por eso es que no emitía queja alguna mientras se detenía en uno de los puestos del mercado ubicado en el pueblo cercano al clan, explorando con sus ojos los objetos que podía ver; los cuales tal vez no serían adecuados para la alta clase, pero, existían ciertas cosas de las que su joven amo disfrutaba sin importar las creencias de los demás.

Como aquellas figuritas de papel que le gustaba coleccionar y solo conseguía en esos puestos, incluso, a veces, compraba remolinos de viento para él, porque también le gustaban, luciendo feliz cuando tenía uno que poco después, seguro le pasaba algo.

Es decir, Yong Bok cuidaba sus cosas, pero, resultaba en que sus molinos de viento tenían una terrible suerte, ya fuera que de repente salieran volando, alguien los dañara por accidente, o, incluso, una persona los aplastara, ya fuera al pasar por su lado o con la mano al no verlos.

Era una cosa que siempre tenía como consecuencia el mal humor de su joven amo, no importaba cuántos molinos perdiera, seguía enojándose enormemente cuando pasaba aquello, haciendo un berrinche hacia él. Jeong In no podía evitar aquellas cosas, incluso si quisiera detener la muerte inminente de sus molinos de viento, pero, seguía llevándole algunos de vez en cuando, con la esperanza de que no se dañaran.

Como en ese momento, que había tomado uno para él, siendo una de las últimas cosas en su lista para permitirse volver al clan con tranquilidad, por lo que, con el molino tomado de forma suave pero firme, retomó su camino a través de las personas para volver una vez terminó de pagar por todo, recibiendo una sonrisa que correspondió con un asentimiento de cabeza.

Casi se sentía compasión por su joven amo, debido a la razón por la que tuvo que quedarse en su clan: era el día de las habladurías, como le decía Geon Hak, es decir, una de esas mañanas y tardes largas en las que las personas se presentaban para intentar pretender a Yong Bok, ofreciendo innumerables cosas y largar charlas acerca de cómo eran el alfa perfecto.

Incluso con esa edad, a veces seguía escapándose, para así evitar esos largos ratos que variaban en tiempo, pero, eran casi todos igual de molestos; Jeong In lo sabía, incluso si Yong Bok siempre sonreía a la persona, lo conocía bastante bien como para decir que conocía sus gestos de sufrimiento interno, al igual que sus señales de «por favor, sáquenme de aquí».

En realidad, los reconocía desde hacía años; incluso en ese primer encuentro a sus diez años, donde un joven Yong Bok, no mucho mayor que él, se le quedó observando con ojos sorprendidos, brillantes con su particular color ámbar encendido luciendo encantado ante la vista, una sonrisa extendiendo por sus labios, las pequeñas pecas resaltando.

Podía recordarlo, el cómo él no tenía que estar ahí, pero, su actual joven amo tampoco, ambos encontrándose solo porque el omega rubio se había escapado, cansado de que sus quejas no fueran escuchadas, buscando tomar aire fresco alrededor hasta llegar hasta donde estaba Jeong In con el pecho agitado mientras respiraba con dificultad por el esfuerzo físico que estaba haciendo.

Fue extraño; era la primera vez que veía a una persona tan brillante y resplandeciente, en todos los sentidos: su cabello rubio bien peinado que parecía suave a la vista, esa piel salpicada de pequeñas pecas que era cuidada, junto al casi impecable conjunto de ropa combinado con zapatos brillantes hizo que su mirada se quedara en él por un largo tiempo, preguntándose de dónde venía.

Omegacember [OS] [Stray Kids]Where stories live. Discover now