† Capítulo 11 | De la mano

543 86 71
                                    




Un adolescente se encontraba corriendo por las calles como loco desquiciado, con una gran sonrisa traviesa decorando sus labios y riendo a más no poder de lo que le permitía su respiración mientras iba a galope.

Pero eso no era todo, porque a unos cuantos metros más atrás de él le seguía otro chico, al que él mismo se consideraba adulto, siguiéndole los pasos entre bufidos y respiraciones pesadas, a su ritmo y sin tanta energía como el primero.

— ¡Detente ya! —Vociferó con el poco oxígeno que le quedaba, mirándole irritado desde su lugar.

— ¡Jamás! —Rió Jimin, volteando a verle y soltando una risita más traviesa que la de antes—. ¡Vas a querer que hable y no voy a hablar!

Yoongi suspiró frustrado mientras le miraba desde su lugar sin una pizca de diversión en su mirada, Jimin alzó una ceja retándole y rió desmesuradamente delante de él para molestarle. El mayor aprovechó esa distracción para correr hacia él y lanzarse sobre su cuerpo sin temor alguno, cayendo contra algunos palés de madera que adornaban la acera, probablemente de algún que otro vecino.

La madera se rompió en varios trozos, algunos quedaron totalmente a salvos, pero Jimin casi gritó de dolor al golpearse con los que había roto por su caída, mirando a Yoongi con ojos grandes antes de comenzar a forcejear contra su voluntad.

— No lo conseguirás —dictó seguro—. Es un secreto que me llevaré a la tumba y que no lo conseguirás ni caminando sobre mi cadáver.

— Ya verás que sí lo consigo —musitó Yoongi en el forcejeo, moviéndose inquieto para tomar las manos de Jimin y evitar que siguiera manoteando al aire y le diera un mal golpe—. ¡Quédate quieto!

Jimin aprovechó la ocasión para hacerle caso, sonriendo de lado perverso y alzando una ceja, mirándole a los ojos.

— ¿Por qué quieres que me quede quieto? —Cuestionó divertido, mirándole sonriente e imperioso—. ¿Es que acaso quieres besarme?

Las mejillas de Yoongi se encendieron rápidamente, empujándole más contra los palés de madera y levantándose lo más rápido que pudo, bufando y mascullando maldiciones a lo bajo. Colocó bien su ropa y miró a Jimin desde su lugar, cómodamente echado sobre la madera, ignorando cualquier dolor de la caída.

— Es eso, ¿cierto? —Siguió molestándole, sonriendo travieso y levantándose con cuidado—. Quieres que me quede quieto porque quieres besarme, ya sé que soy bonito, pero jamás imaginé que pudiese llamar la atención de los hombres también.

— Ya, deja de jugar con eso —musitó frustrado, sin verle.

— Mírame a los ojos y te creeré —Le provocó, balanceándose sobre sus pies con sus manos tras su espalda, aguantándose cualquier indicio de risa que se le escapara.

— ¡No es cierto! —Musitó refunfuñando, comenzando a caminar para darle la espalda y que Jimin no siguiera hablando—. Deja de decir estupideces, maldita sea.

El de cabello anaranjado no pudo aguantar más la risa, soltando una estruendosa carcajada en medio de la calle mientras caminaba detrás. Algunos vecinos se asomaron a ver qué ocurría en la calle y qué era tan divertido.

— ¡Te pusiste todo rojito y nervioso! —Siguió riendo, mirándole desde su lugar mientras caminaba detrás de él en todo momento—. Joder, no te veía tan así, Yoongi.

Yoongi se volteó para señalarle con el dedo, apuntándole sin temor y alzando una ceja.

— Te voy a golpear si sigues.

— Maravilloso, porque soy masoquista.

Acto seguido, comenzó a correr cuando vio que Yoongi se volvía hacia él, riendo a carcajadas por la calle y corriendo todo lo que podía para no ser alcanzado por el mayor, mirando de vez en cuando sobre su hombro para mantenerse seguro de que Yoongi vendría algunos metros más atrás, como siempre. El mayor iba a su ritmo, ya lo había comprobado un par de veces o más, tal vez.

My Only Fate † YOONMINWhere stories live. Discover now