ANABELLE 2.0

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Con el ruido de la fuente de agua que estaba a nuestro lado no había podido oír sus pasos

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Con el ruido de la fuente de agua que estaba a nuestro lado no había podido oír sus pasos.

—¿Tan convencida estás de que voy a marcharme? —pregunté cruzando los brazos.

—Desde luego —puntualizó—. Sabes que eres demasiado mediocre para alguien como él, nunca estuviste a la altura, eso es evidente y salta a la vista, una campesina nunca dejará de ser una simple campesina por muy bien que la vistan. —Su gesto con las manos trataban de señalar mi indumentaria.

—Tal vez te puedas aplicar el mismo ejemplo querida, la ordinariez forma parte de tu sello de identidad. ¿Sabes que a veces la belleza puede ser natural sin necesidad de pasar por quirófano para retocarse entera?, ¿Queda alguna parte de tu cuerpo que sea real?

Antes de darme cuenta sentí que la tenía encima empujándome con ímpetu hacia atrás hasta que tropecé con la parte baja de piedra que tenía la fuente y noté que el agua fresca me empapaba.

Quizá si no hubiera bebido tanto había podido mostrar más resistencia, cuando salí del agua para coger oxígeno sentí que ella me empujaba de nuevo.

—¡Si tu no hubiera aparecido yo estaría prometida con Alexandre!, ¡Yo sería la reina!, ¡No tú! —siguió gritando, pero no pude escuchar nada más porque volví a hundirme bajo el agua a pesar de tratar de deshacerme de la presión que ella ejercía en mi pecho.

No podía salir, sentía que me ahogaba, que no podía quitarme aquel peso de encima para poder salir a flote y respirar, veía con borrosidad la imagen de Amanda sobre mi, creí que era el fin, que ya no habría más, que todo se oscurecería... pero de pronto la presión se evaporó y unos brazos fuertes me empujaron fuera del agua.

—¡Ella no debería llevar esa corona!, ¡Esa corona es mía!, ¡Mía! —seguía gritando Amanda.

—¡Llévatela bien lejos porque te juro que no respondo si vuelvo a verla! —exclamó Alexandre con tanto ímpetu que casi me hizo temblar los huesos.

—Me encargaré de todo —concluyó la voz de Nathaniel mientras se alejaba a pesar de las protestas con Amanda hacia el lado del jardín donde no estaban los invitados.

Veía la escena pero me parecía como si nada de aquello fuera conmigo, no entendía como de estar paseando sola podía haber estado a punto de morir ahogada a manos de una loca a la que se le había ido completamente la olla.

¿En que mundo iba a pensar que Amanda haría algo así? Quizá había sido un arrebato, desde luego no lo podía tener planificado, pero eso no restaba importancia al hecho de que casi dejo de existir.

—¿Estás bien?, ¿Adriana estás bien? —La voz de Alexandre llegaba a mi cerebro, pero incapaz de contestar porque estaba literalmente en shock.

Sus manos agarraban mi rostro, sus dedos presionaban mis mejillas haciendo que le mirase directamente a sus ojos, asentí levemente y él presionó mis labios con los suyos con una fuerza atroz para después abrazarme acogiéndome en su pecho, importándole muy poco que mi ropa mojada traspasara la suya propia.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora