DESCUBRIENDO VERDADES

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—Seguramente no tiene importancia, tal vez Helia tropezó con tu tío y por eso él le reclamaba que se asegurase de que no volviera a suceder, de hecho poco antes de encontrarlos oí un grito de mujer —empecé a hablar atropelladamente—

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—Seguramente no tiene importancia, tal vez Helia tropezó con tu tío y por eso él le reclamaba que se asegurase de que no volviera a suceder, de hecho poco antes de encontrarlos oí un grito de mujer —empecé a hablar atropelladamente—. La cuestión es que creí que si te lo decía estaría actuando en su contra porque no me cae bien —confesé en el mismo hilo, ni siquiera sabía si era capaz de seguir mi conversación en la que hablaba sin descanso—, así que me recriminé que obraba mal si actuaba en su contra, pero que la observaría para ver si realmente entre ella y tu tío Jacob había algún tipo de relación. Si es así actúan demasiado bien porque las pocas veces que han coincidido en la misma sala solo se han limitado a saludarse formalmente casi sin mirarse a la cara y la mayor parte del tiempo Helia está siempre a mi lado, por lo que llegué a la conclusión de que mis sospechas eran infundadas.

Tras soltar aquella parrafada respiré todo el aire que me faltaba y observé que Alexandre tenía la misma mirada fija que al principio.

—Exactamente qué tipo de discusión viste —inquirió tratando de guardar la calma.

—A ver... estaba bastante oscuro, casi en penumbra porque ellos estaban al final del pasillo y yo acababa de subir las escaleras. Helia permanecía algo agazapada y tu tío se encaraba sobre ella advirtiendo que ya sabía cuales serían las consecuencias si volvía a suceder y que de ser así lo lamentaría —dije recordando perfectamente aquella amenaza escalofriante.

Supuse que por esa misma razón deduje que esos dos no tenían una relación sentimental y no porque la diferencia de edad pudiera ser un impedimento, sino porque nadie se dirige de ese modo a otra persona si tienen algo entre ellos. Estaba claro que ella era una subordinada y la trataba como tal.

Alexandre se levantó rápidamente de la silla y se llevó la mano a las sientes como si tuviera que pensar con rapidez.

—¿Es que hay algo que no sé? —pregunté porque quizá él supiera cosas sobre mi asistente personal que yo desconocía.

—Contratamos al personal de palacio a través de una empresa externa, llevamos años trabajando con ellos y siempre nos envían los mejores perfiles según las características que estemos buscando —comenzó a decir Alexandre sin dejar de pasearse—. Por supuesto, conté con sus servicios para la contratación de Helia, es más, llamé personalmente en lugar de decirle a Herald que lo hiciera el mismo.

Probablemente se fiara de su asistente Herald, pero quizá habría pensado que eligiendo el mismo a la candidata en cuestión se aseguraría de que fuera de fiar para mantener nuestro secreto. No encontraba nada anormal en sus palabras, es más, imaginé que de ser así, Helia sería menos sospechosa aún de cualquier trama que de haberla elegido un tercero.

—Si tu mismo elegiste a Helia, no creo que haya motivos para sospechar...

—Esa es la cuestión. No la elegí.

Me di la vuelta tan rápido que seguramente me había producido yo misma torticolis en aquel gesto, pero mi cara debió cambiar de una tez normal al blanco nuclear.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora