REENCUENTRO

34.9K 5.7K 1K
                                    



Buenas florecillas, hice una encuesta en Instagram sobre que historia queríais que actualizase hoy y esta ganó de lejos al resto! Veo que os llama mucho la atención nuestra pareja dispar...
Os comento que Adriana y Celeste serán hermanas, pero Adri tiene muuuuuucho más carácter rebelde que Celeste y a diferencia de ésta última no está nada interesada en ser reina, en seguir protocolos ni en agradarle a todo el mundo para quedarse. 
¿Que va a suceder con estos dos? 
¡Lo veremos! 


El timbre volvió a sonar y esta vez no había que hacer elucubraciones para adivinar de quien se trataba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El timbre volvió a sonar y esta vez no había que hacer elucubraciones para adivinar de quien se trataba.

—¿Es que vas a dejarle ahí en la puerta esperando eternamente? —preguntó Clara y realmente no sabía que hacer.

Mis pintas eran lo de menos, me importaba muy poco lo que pensara de mi apariencia, más bien tenía pavor al hecho de que si él estaba allí personalmente es que lo que ponía en la maldita carta era cierto.

¿Cómo demonios podía estar realmente casada con él?, ¿Cómo? Se supone que una boda tiene no se cuantas mil historias de papeleo legal para que se realice, ¿Y ahora resulta que estoy casada sin más?, ¿Por firmar un documento en una puñetero tablet?

«Esto no puede estar pasando»

—Déjame pensar —dije llevándome las manos al pelo y apartándolo de mi cara un momento como si eso hiciera que mis neuronas funcionaran de un modo más inteligente.

«¿Qué demonios iba a pensar? Tenía al jodido rey de Bélgica en la puerta, dudaba que se marchara sin más»

Esta vez llamó con los nudillos en lugar de hacer sonar el timbre, como si eso intimidara aún más.

—Adriana, sé que estás ahí. Tenemos que hablar.

«Esa frase ha sonado mal siempre, era la típica frase que usan todas las parejas cuando terminan, aunque para mi iba a ser al revés, es la frase que estaba utilizando para atarme a su vida.

«Ni muerta, que se busque otra reina de pega»

—La cuestión es que no se si me apetece hablar con alguien que me envía una jodida carta para advertirme que estoy casada con él —dije evidentemente cableada—. ¿Una carta?, ¿De verdad me envías una puñetera carta?

Me importaba un bledo que fuera rey, príncipe o marajá, eso no justificaba nada de aquello.

—Mi consejero pensó que si previamente a mi llegada te informaba mediante un texto neutral, te daría tiempo a procesar la noticia antes de afrontarla.

—¡Pues vaya mierda de consejero! —grité arrugando la carta y oí como Clara siseaba.

«Si le daba ese tipo de consejos, me extrañaba que su país no estuviera hundido en la miseria»

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora