22 | Desesperación, injusticias y miedo.

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-Shh, tranquila- Tomó el rostro de la joven entre sus manos y con sus dedos quito sus lágrimas. -Estas aquí. Conmigo. Pudiste salvarte, no pienses cosas horrendas- Eva no sabía muy bien como consolar a alguien, así que solamente la volvió a abrazar para poder tranquilizarla.

-Te lo voy a agradecer toda la vida- Susurro entrecortado en el hombro de Eva.

Entre las dos decidieron que era buena idea salir de esa escena, pues aún el hombre se encontraba desplomado en el suelo y con una herida en la cabeza. Antes de que se despertara escaparon rápidamente. Lo más razonable sería ir a una estación de policía, Eva recordó que había una aquí, pero que estaba a unas cuadras.

-Tengo miedo, no creo que tomen mi denuncia- Se notaba lo preocupada que estaba, todos sabíamos que las mujeres no la teníamos fácil aquí.

- Todo va a estar bien.

Trato de tranquilizarla, pero ella también sentia miedo.

-Solo espero que no me hagan muchas preguntas. Los policías suelen ser muy crueles. Mi prima una vez intentó hablar con uno, pero no tuvo mucha suerte. Este la trato muy mal, la denigro solamente por ser mujer- Suspiro con tristeza la joven.

Tomo su mano para darle seguridad y algo de confianza, a los metros se encontraba la estación de policía.

-Buenos tardes, señoritas- Un hombre con bigote se les acercaba y asentía con su sombrero, en modo de saludo y cordialidad. Pero desde ese momento a Eva no le dio buenas vibras, parecía ser alguien con muy malas ondas -¿Qué necesitan?

Luego de presentarse con nombres, explicaron su situación. Eva, ya que Francis no podía hablar, se animo a contarle que venían a hacer una denuncia y reportar al abusador de la joven. En todo momento las chicas se sintieron incómodas e inseguras, sentían que los policías no le estaban prestando atención y cuando el primer policía se iba a consultar con otros, sentían las risas de fondo. Y tal como dijo Francis, los policías eran unos mediocres machistas.

-Bien señorita Francis, necesitamos que nos diga que llevaba puesto en el suceso- Pregunto un descarado señor con bigotes y Eva lo miro con enojo.

-¿Disculpe?- Preguntó incrédula y elevó una de sus cejas. Sentía que le estaban tomando el pelo.

-Necesitamos saber que atuendo llevaba puesto.

-Usted no necesita saber que atuendo llevaba ¡Usted necesita saber quién fue su abusador!

Eva perdió toda paciencia y la rabia comenzaba a surgir en ella.

-Le voy a pedir que se calme señorita- Habló el policial anotando unas cosas en su libreta sin prestarles mucha atención.

-Sus preguntas son realmente descaradas ¿Desde cuándo tiene que importar el largo de la ropa y no la cantidad de mujeres desaparecidas en estas semanas?

-La mitad de mujeres desaparecidas llevaban vestidos y faldas por arriba de sus rodillas.

-Pero ¿¡Qué demonios!?

-Tranquila Eva...-Le susurró Francis posando una mano sobre su rodilla.

-Señorita le voy a tener que pedir que se retire...

-Hace unos días salió en las noticias que una niña de 10 años, escucheme ¡Diez años! fue secuestrada y asesinada ¿Usted cree que una niña que lleve falda y una muñeca en su brazo va a provocar a alguien?

-Las mujeres nacieron para provocar con sus piernas desnudas y escotes pronunciados- Escupió con ironía provocando las risas de sus compañeros del fondo.

Sólo era una niña de diez años! ¿Qué te puede provocar una nena que sólo quiere vivir su niñez? Son unos psicópatas.

-Se perdieron los valores. Ahora las mujeres quieren tener voz y voto- Se burló un agente que allí estaba también.

-No tienen ni el voto femenino y quieren tener voz. Vayan a la cocina o a lavar ropas mejor.

-Cuando en el país las personas se preocupen por los números de violadores y no por el número del largo de la falda. Avanzaremos como sociedad- Dijo una Eva totalmente enojada con los policías. No podía creer lo crueles y nefastos que estos podían ser. No estaban seguras ni a salvo en ningún lado. Todo estaba en mal en peor y Eva comenzaba a tener miedo.

Mientras ve y haceme un cafe!- Dijo el policía de bigotes con una sonrisa siniestra- ¿Quieren la denuncia o no? -Río elevando una de sus cejas.

Todo estaba mal, todo se encontraba peor y esperanzas no habían. Fueron por unas denuncias y terminaron siendo denigradas y con preguntas que sólo hicieron que se sintieran mal. La sociedad era una completa mierda, los abusadores se les trataba como reyes y a las víctimas eran cuestionadas por su vestimenta, peinado y como iban en el momento del acto.

No estábamos protegidas para nada, todos estaban en contra y se protegían mutuamente. Eva sólo quería que todo mejorará. Quería ser libre, vivir sin miedo, caminar en la calle y no encontrarse con ninguna Francis más.

Volvió llorando a su casa, con el corazón desgarrado y llena de pánico. No se sintió cuidada por las personas que tenía que ser cuidada. Se sintió lastimada y cuestionada. Les importó más las ropa que llevaba puesta, que las marcas que el abusador dejo en la joven que se encontró.

Eso no era lo peor. En un momento dado, cuando acompaño a la chica hasta su casa para que nada le pasará, se animo a preguntar su edad. Y fue ahí que perdió la fe en toda la humanidad.

15 años. 15 años recién cumplidos tenía la chica.

El mundo se volvió una mierda desde que a la víctima se le cuestiona y no se le cuida.

-Quiero vivir sin miedo...- Susurro mirando a la luna mientras que con sus brazos se aferraba a si misma.

Todo estaba mal aquí.

¿Será que en el futuro todo esto cambiará? ¿Las mujeres estaremos más seguras?

Hablándole a la luna de ti ©Where stories live. Discover now