8 | Después de la tormenta.

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Hablándole a la luna de ti.

Días después de lo sucedido,
aquí me encuentro con
mi libreta en el bar.
Dándome unos segundos
para poder escribir sobre ti,
sin que nadie me vea,
para que nadie pregunte
y se asombre por que escribo.

A nadie le gustaría que una mujer
escribiera y que mucho
menos sea por otra jovencita.

Allí estabas tu, como si
nada hubiese pasado, como si
al rededor tuyo haya pura
serenidad y calma.

Tan bella, tan meliflua.

Con esa falda pegada
a tus delicadas piernas,
ese saco que cubría tus brazos
y quiero destacar ese sombrero
rojo que no dejaba ver tus rizos.
Elegante e inefable,
mis palabras para describirte.

Admiro esa sonrisa carmesí,
que en sí, es la más bella de
todas las que están aquí.

Quién diría,
que después de tanto caos,
aparecerías tu pasando por esa puerta
y siendo iluminada por esos rayos de sol
que se filtraban por la ventana.
Como un ángel,
como la cura milagrosa
de toda maldad.

Mi mano adormecida
de tanto alabarte,
pide con anhelo un descanso.

Y mientras guardo mi libreta,
escucho como un hombre con enfado
me pedía una cajetilla de
cigarros y un tequila
¿A esta hora del mediodía?
Que gente extravagante.

Solo le pido que el sol
le cuente a la luna,
lo espléndida que te veías hoy.

Mi bella damisela
de sonrisa carmesí.

Eva.

Hablándole a la luna de ti ©Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα