Capítulo 1: Un Adiós

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20 de enero del 1950

Ha pasado un año después de lo sucedido, todo regresó "supuestamente" a la normalidad, todos se llevaban bien, excepto Alma, quién miraba con un poco de odio a Mirabel, ser la única de la familia que no tenía un don, era extraño, pero se acostumbró, ser la segunda oveja negra en la familia la mantenía en alto, para dejar de pensar en eso, decidió irse a hacer ejercicio junto con Luisa, solo así dejaría de pensar en los problemas que "supuestamente" causaba en casa y en todo el pueblo, llevaba todo el año así junto con Luisa. Las cosas con Isabela van un poco mejor, con el pasar de las semanas volvieron a hacer mejores hermanas, pero cuando la abuela pasaba, tenían que saludarse o sonreír de lejos para que sepa que Isabela estaba cumpliendo con las reglas.

El tío Félix ayudaba a que la tía Pepa no se enojara, la temporada de cultivos iba bien, gracias a que ponía el clima perfecto, según su emoción qué es la felicidad, Julieta y Agustín iban cada fin de semana al pueblo a ayudar a la gente enferma, Bruno ahora está cómodo en su habitación, come de todo un poco, duerme a sus horas, estará siempre agradecido con Mirabel, Camilo ayudaba haciendo reír a los niños que estaban un poco enfermos, Antonio hablaba y ayudaba a los animales y Dolores utilizaba su super oído cuando su abuela se lo pedía, estaba más que conforme con eso, quería tiempo para ella misma y claro... conocer más a fondo a Mariano.

Para la familia Madrigal era un día perfecto, menos para Mirabel, desde las 3:20 estaba despierta haciendo ejercicio y esta vez sola, Luisa no iba con ella, los horarios eran de 6:00 a 8:30 A.M, no importaba el poco frío que hacía, quería despejar su mente de todo lo que paso, varios recuerdos pasaban a su mente, sobre cuando casita se desplomó en mil pedazos, la cortada en su mano, la visión de Bruno, entre otras cosas que ahora ya son el pasado.

¿Quieres tu intentar?

Se detuvo un segundo, inhalo y exhalo, intentando calmar la respiración debido a que corrió mucho y nunca se detuvo, estaba en el lago, se acercó un poco, puso sus rodillas en el suelo y comenzó a beber un poco.

Pedro Madrigal dio su vida para salvar a todos

— ¡No! ¡No! — Dio un golpe al suelo. — Lo lamento mucho.

Se levantó del suelo, se dio la vuelta y comenzó a irse, sabía que Luisa la estaba buscando, pero para decirle que irán a desayunar, mientras corría de regreso a casa, se quedó pensando, hace unas semanas escuchó en la radio que necesitaban reclutas en la Armada en los Estados Unidos, habrá una guerra contra Afganistán, pensó que era falso, pero resultó que era verdad, así que... tomó una decisión, iría a los Estados Unidos a unirse a la Armada, si no mal recuerda, hoy era para las firmas de quienes van a reclutarse y pasado mañana pasarían lo haría por él, por el abuelo Pedro. Pasó una hora, había ido primero a las firmas, tenía que hacerlo para demostrar a la familia y lo haría por su abuelo, luego de eso había llegado a casa, tenía que darle la noticia a su familia.

— ¿Dónde estabas? — Dijo Luisa un poco asustada y muy sudorosa.

— Fui a correr un poco, desde las 3:20 estoy despierta, no podía dormir. — Va hacía el comedor, pero ve que estaban limpiando. — Llegue tarde, en fin. — Suspiró cansada. — Iré a mi habitación, no estoy para nadie.

— Pero no has desayunado nada. — Camilo apareció con un plato de comida.

— No tengo hambre. — Fríamente se fue a su habitación.

Regla de la familia Madrigal: El que no desayunó que se espere hasta la comida.

Camilo no obedecía esa regla al igual que Luisa, Antonio, Isabela y dolores, si pasaba algo así se protegían unos a otros, respetaban un poco la situación por la que estaba pasando Mirabel, ahora era Camilo quién quería que almorzara algo, se lo dejó a Isabela que podía manejar la situación.

Tú Eres Mi Verdadero Amor (Isabela x Mirabel)Where stories live. Discover now