7. Bates motel

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El Bates motel, un motel que se encontraba con escasez de clientes pese a la creación desde que desviaron la carretera y tan sólo llegaban allí los que se equivocaba de ruta, pero fue sorprendente como aquel lugar se hizo popular tras la noticias sobre los asesinatos que se llevaron acabado en aquel sitio, por el dueño del mismo, porque, Norman Bates, un joven cuya mente retorcida, presa de extraños espejismos, torturada por el odio hacia si misma, la presepito a un mundo de oscuridad y demencial, el infame, Norman Bates, asesino varios, quien del brazo de la justicia fue llevado a su nuevo hogar, donde quizá, sólo quizá, un día llegaría a comprender el mal que había hecjo, y con el paciente cuidado de los especialistas podrá salir de la oscuridad a la luz, o, al menos eso era lo que aseguraba aquel reportero de la televisión. La gente hablaba en las calles sobre él, pero ya no era como antes que decían que era un joven encantador, ahora la gente tan sólo hablaban calumnias acerca de él.

Pero aun había alguien que aún seguía viendo a Norman por quien era en verdad, y ese alguien no era más que, Oliver Brown, aquel quien por el paso de los años se había vuelto el más fiel de sus amigos, porque a pesar de tener toda la evidencia frente a sus narices, a pesar de lo que decía la gente en las calles, aquel joven seguia creyendo en la inocencia del Bates, porque la verdad era que, Oliver se había enamorado de Norman, y se le era prácticamente imposible ver al hombre que amaba como un psicópata, es tal para cual a como dice aquel dicho, el amor es ciego. Y si ese amor es uno tan puro y sincero como lo era el del chico, ese amor podía perdurar con el paso del tiempo, y mientras los años iban pasando, incluso el mismo Oliver creyó que ese amor de adolescencia iría a desaparecer, pero esto era tan imposible como las palabras en inglés no sean tan similares entre si a la hora de escribir y pronunciar. Ya que con sólo la mención del nombre de él, hacia que su corazón palpitara con fuerza en su pecho y aquel revuelto surgiera en su estomago, sintiendo sus mejillas arder, y sus nervios se sentían a flor de piel, porque eso amigos mios, eso era estar enamorado como todo un bobo.

Con el pasar de los años, Oliver había perdido las esperanzas de volver a ver de regreso al Bates, aunque sabía bien que podía ir a visitarlo al hospital psiquiátrico en donde este se encontraba, pero no quería sufrir más, porque él sabía que se iba a terminar de romper si lo volvía a ver en ese estado demencial en el que había caído.

Por otro lado, el motel permaneció tan sólo un par de meses sin un dueño, hasta que en una subasta, Oliver compro el lugar, no iba a permitir que algún desconocido administrará aquel sitio que poseía tan buenos recuerdos, porque si la ocasión llevase, él le regresaría a Norman el motel, ese era su deber como amigo, ¿no es asi? Y para llevar a cabo aquello tuvo que socorrer por ayuda a la segunda persona que conocía que sabía sobre administración de hoteles, a la única y sin igual, Murphy Adams, quien acepto gustosa ayudarlo, aunque solo sería por un tiempo, hasta que él se acostumbrar a llevar todo en el motel, pero el recuerdo de Bates jamás desaparecía, y cuando creía que si lo hacia, aparecía o sucedía algo que hacia recordarlo, a pesar de que deseaba olvidarlo y seguir con su vida, se le era prácticamente imposible, porque amaba a Norman, no lo negaría, jamás lo haría.

[...]

20 años más tarde... Más o menos.

El sonar de sus pasos acelerados sumado a ese peculiar sonido que hacían los tacos, supo al instante quien era ma que se acercaba, sin necesidad de voltear para comprobarlo, siguió limpiando los suelos de la habitación doce, la cual esa misma mañana acababa de ser desocupada, desde lo ocurrido varios años atras, la gente iba a hospedrse en el Bates motel y sacaban fotografías como si se tratase de cualquier otro punto turístico, a pesar de eso, el motel seguía funcionando como tal. Volviendo a lo otro, tuvo que dejar lo que hacia a un lado, por el extraño silencio, no era normal, al levantar la mirada, no fue de sorprenderse de ver a su hermana parada junto al umbral de la puerta, con ese lindo traje que marcaba su figura que lo utilizaba tan sólo para eventos importantes, los brazos de esta estaba cruzados a la altura del pecho y su ceño se encontraba fruncido, ¿y ahora que le pasaba a esa mujer? Ella lo miraba de arriba abajo, y eso no hacia más que ella frunciera todavía más el ceño (si es que eso era posible), sabía que se estaba olvidando de algo, aunque ciertamente no sabía de que, el silencio y la analizadora mirada de Victoria no ayudaba en lo más mínimo.

-Yo te voy a matar a vos-decreto en un tono mordaz-, ¿porque no respondiste el puto teléfono cuando te llamo? ¡Te estuve llamando por más de media hora!

-Lenguaje-la reprendió, aumentando la cólera de la joven-, tu continua.

Ella dejo soltar un largo y pesado suspiro, y fue como si expulsar todo esa rabia que traía encima hace tan sólo unos momentos-Van a liberarlo.

- ¿A quién van a liberar? -inquirio, al no comprender la pregunta, la joven se notó más nerviosa de lo que estaba en un principio, lo cual lo extraño, algo sucedía-Dime que es lo que pasa, sabes que no me gustan las sorpresas, Victoria.

-Es sobre Norman-soltó sin más, y el sólo nombramiento de aquel hombre fue como si dejará caer una bomba nuclear hay mismo, porque algo acababa de explotar en el interior de Oliver, sólo esperemos que no sea la apéndice, y la forma en lo que habai dicho aquello lo hizo oensar en lo peor, y ella, por suerte, se dio cuenta de la preocupación que comenzó a invadir la mente de su hermano-, no es nada de que preocuparse, es todo lo contrario, son excelentes noticias, ¡Van a liberar a Norman!

Y ella fue testigo, de como aquel brillo regresaba, aquel brillo que creyó extinto hace varios años atrás, el mayor parecía querer saltar de la emoción, pero en vez de eso tan sólo hizo un raro baile de la victoria, uno de esos bailes que no veía hacer a su hermano desde hace años... La ausencia de Norman en la vida de Oliver, había hecho que está diera un giro de ciento ochenta grados, aquel joven tan alegre y entusiasta había desaparecido, dejando a un Oliver demaciado sobreprotector con ella y muy cascarrabias, como si la actitud de un hombre adulto con más de veinte años trabajando en lo mismo y ya harto del mismo le hubiera aparecido de golpe en medio de su juventud, pero era sorprendente como esa actitud tan antipática desaparecía cuando estaba en el motel o con sólo la mención del Bates, Victoria s ehabai dado cuenta de los sentimientos que tenía su hermano hacia el antiguo dueño del motel, tampoco es como si fuera disimulado en ocultarlos, y su corazón se llenaba de dicha al ver como el Oliver de cuando ella era niña regresaba.

El mayor salió corriendo, y en un santiamén ya están de regreso, vestido con un lindo traje que hacia resaltar sus caderas, con el cabello semi arreglado y llevando puesta la mejor de las sonrisas, pero no fue necesario tener que partir directo hacia Phoenix en busca de Norman, porque este ya ha la llegado al motel, y la reacción inmediata de Oliver al verlo fue esconderse como todo un cobarde tras la puerta. Actuaba como una cría enamorada que no puede dirigir siquiera la palabra al chico que le gusta, Victoria tan sólo rio por la reacción tan inmadura de su hermano, se suponía que él era el adulto aqui, pero ahora actuaba como una adolescente enamorada. Él intento inútilmente evitar que ella fuera a donde el recién llegado, y viendo como su hermanita iba a recibir a Norman, permaneció ocultó.

- ¿Oliver?

En verdad, jamás creyó que volvería a escuchar la suave y tranquila voz del Bates, esa voz que le transmitía esa paz única e inigualable, tan relajante, que a la vez causaba un tornado en su interior, o más bien un terremoto al juzgar el palpitar de su pecho.

-N-Norman-murmuro titubeante, al salir de su escondite, confrontado al mayor.

Mr. Bates  ᴺᵒʳᵐᵃⁿ ᴮᵃᵗᵉˢWo Geschichten leben. Entdecke jetzt