⚜ CAPÍTULO II: Secretas intenciones ⚜

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—¡Dos pasos adelante, un giro y cae el pez! —Perfilé mi espada hacia el cuello de Heimdall, obligándole a quedarse quieto ante mí.

—Olvidaste cuidar tu equilibrio —sonrió Heimdall al dar una patada en mi canilla.

Y sí, en efecto, perdí el equilibrio y logró zafarse.

—¡Atención, soldado! —gritó mi entrenador—. ¡Derecha!

Esquivé el filo de su espada balanceando mi cuerpo a un lado.

—¡Izquierda!

Volví a esquivarlo. Y otra, y otra vez más.

—Soy ágil, ¿no me envidias? —cuestioné caminando alrededor de la arena, distante de él, para retarlo.

—Y yo más grande que tú —habló, yéndose contra mí.

Esperé que estuviera cerca y lo esquivé en una vuelta. Di una patada fuerte en su espalda y lo obligué a caer al suelo de rodillas. Apunté mi espada otra vez a su cuello.

—Regla número dos: jamás ataques primero, espera a que tu enemigo lo haga. Un ataque que no conecta cansa más que uno que sí, ¿lo olvidaste, Heimdall? —volví a sonreir, me puse frente a él y empujé con mi pie su enorme pecho, para que se recostara y perdiera posibilidades de contraatacar.

—Fue la adrenalina.

Exhalé ladeando los labios.

—Regla número tres: no descuides tu retaguardia —dijo en advertencia.

Di una patada sobre el pecho de Heimdall y reaccioné de inmediato para aguantar con mi espada el peso de mi nuevo enemigo. Chocamos espadas una y otra vez, hasta que logré dejar sin armas a mi contrincante.

—Odín se enojará si se entera que estás aquí y que tienes al protector del Bifröst en estas vergonzosas condiciones...

—Muy graciosa, Sif —murmuró Heimdall desde el suelo, un poco adolorido.

Solté la espada a un lado distante y me predispuse a la lucha cuerpo a cuerpo.

Sif alzó una ceja y sonrió.

—La verdadera pregunta es... —atacó Sif con un puño directo al peto de mi armadura, haciéndome retroceder— ¿cómo es que un hombre tan sabio como Heimdall terminó en el suelo, derrotado por una doncella tan menuda como tú, Hlíf?

Bajé mi cuerpo y giré en una pierna para derribar a Sif desde sus rodillas. La vi caer y estuve a punto de plantar una patada en su pecho, pero me detuve al ver sus manos en alto.

—Derroté a Heimdall de la misma manera en la que te acabo de derrotar a ti, guerrera.

—Es solo una lucha, en combate no durarías un segundo y es probable que tenga que salvar tu fragilidad de doncella —repuso con soltura, aún de rodillas.

—Es probable... Sin embargo, si me cortaran un mechón de cabello no me dolería tanto, ¿y a ti? —solté una carcajada al ver el ceño de Sif arrugado de enojo.

Sif hizo el mismo giro que yo y me derribó en un segundo.

—Eso no quita que seas preciosa, Sif —musité desde el suelo, riendo con un poco de dolor.

Las noticias de la familia real siempre son bien recibidas en los pasillos del palacete y esparcidas por nobles y siervos. En una de tantas, se extendió de sur a norte y de este a oeste que Loki le había cortado un mechón de cabello a Sif mientras ella dormía. Recordarle la anécdota era una forma rápida de sacar a la joven guerrera de sus casillas y, evidentemente, lo usaba a mi favor cada vez que podía.

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⏰ Last updated: May 19, 2022 ⏰

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