Prólogo

7.5K 618 100
                                    

Odio este lugar...

El olor a cloro y desinfectante en mi nariz era lo único que mi cuerpo podía percibir.

Me dijeron que hay una ventana, pero mis ojos están demasiado dañados como para poder apreciar algo.

Mis oídos no funcionaban correctamente y el dolor constante no me ayuda a apreciar demasiado de esta vida.

Desde niño todo ha ido empeorando.

Desde que nací, cientos de doctores me dieron a entender una cosa.

Voy a morir.

No me molesta realmente, este cuerpo podrido y defectuoso jamás me gustó, mi piel debido a la falta de sol y poco cuidado es desagradable y debo llevar vendas alrededor de la mayoría de mi cuerpo.

Mis manos no funcionan ni para limpiarme el trasero, no puedo comer a menos que todo esté licuado y en un tubo pues como si tener esta vida fuera poco, tengo cáncer.

Al principio me dolía la idea de morir, pero ahora...

Después de gastar todo mi dinero en prolongar de manera innecesario mi vida estoy listo.

Tampoco es que tenga más opciones.

Fuera de este hospital probablemente moriría en un solo día, las máquinas que me ayudan a respirar, las infusiones de sangre que necesito...

Todos los ahorros de mis difuntos padres desperdiciados en mantenerme con vida, para que mi mente no se apague dentro de esta cáscara podrida que llamo mi cuerpo.

Cada día de mi vida ha sido una tortura y hoy creo que finalmente es el día.

Mi cabeza ardía en fiebre, pero mis manos no tenían la simple capacidad de moverse correctamente para poder beber mi medicina, mucho menos para poder cambiar el trapo húmedo en mi frente.

Una gota de agua con sudor recorría mi frente, pasó por mi mejilla...

Estaba acostumbrado a saborear mi sudor pues ninguna enfermera quería pasar demasiado tiempo conmigo.

No soy alguien extraño, simplemente les da asco estar cerca de alguien como yo.

No las culpo pues he visto mi aspecto.

Resignado a sentir dolor en mi boca me preparé...

Pero una mano blanca como el marfil con un pañuelo blanco se aseguró de acomodar mis bendajes y que ese sudor molesto no me cause dolor.

Miré su silueta.

Lo que más odio es no poder mirar su rostro.

Aun estando frente a mí, mis ojos no pueden identificar nada excepto su cabello rubio.

Debe ser tan hermosa...

- ¿Qué diablos les pasa? Lamento llegar tarde, pero tenía otro turno que cubrir. -Siempre que llegaba centraba toda mi atención en escucharla.

Mis oídos apenas y funcionaban por la tinnitus así que para escucharla debía enfocarme.

-Hoy fue un largo día...-Sin ningún asco o repulsión removió el vendaje de mis brazos y comenzó a limpiarme. -Esos niños estúpidos son molestos...

Me reí entre dientes, aunque me dolía, no podía verlo claramente, pero podría jurar que estaba sonriendo.

-Parece que estas de buen humor... usualmente eres más serio. -Es porque me gusta escucharte.

Pero no puedo decir nada.

-Hoy uno de esos estúpidos niños pasó todo el día jugando a ser Ben 10 y terminó saltando del columpio. -La escuché reírse con maldad y no podía evitar que mi corazón se aceleré. -El muy idiota se abrió parte de la frente, pero terminaron culpándome por no vigilarlos.

El Omnitrix tal vez no sea suficiente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora