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A lo largo de mi vida había escuchado eso del amor a primera vista, cosa que me parecía una tontería, un invento más de esas películas románticas que tanto me gustan, porque pensando bien el asunto, me parecía bastante irreal que al mirar a una persona sintieras ese flechazo de inmediato, esa supuesta magia que llaman amor, yo nunca lo creí.

Incluso, investigue hace tiempo en Internet y decía que el 60% de las personas lo experimentaba, pero todo se debía básicamente a la atracción física, que cuando alguien es muy atractivo tiene mayor posibilidad de causar esa impresión, ese supuesto amor a primera vista en otra persona.

 Yo refute ese concepto, para mí enamorarse abarcaba mucho más que el físico, es conocer todo de esa persona, sus virtudes, sus defectos y aún así quedarte con ellos. Es que te atraiga más su personalidad que su cara bonita.

Nunca conocí a alguien que me atrajera de esa manera y dudaba mucho que lo encontrará.

   Por esa razón mantuve la ideología que mi existencia se reducía a leer historias románticas; no a vivirlas. Yo era algo así como el Grinch del amor, bastante irónico para una persona que vive y respira por los libros, las películas o cualquiera cosa que trate de ese tipo de amor bonito, ese de color rosa o sabor vainilla como lo llama mi amiga Lara. Pero si me preguntabas sobre el amor, yo fácilmente respondería que para mí solo existía en la ficción. 

Una vez mi mamá me dijo: NO ESCUPAS AL CIELO, PORQUE TE CAERÁ EN LA CARA  y no le encontré sentido, ni le di importancia.

 Hasta el momento que tuve que tragarme mis propias palabras. 

Aquí me encontraba yo, Leah Russo, soñando despierta con un hombre al que no conocía en lo absoluto. Que desde el primer momento que lo vi, experimente eso que llaman amor a primera vista o eso creía, el nerviosismo en mi cuerpo y el revoltijo de emociones que sentía cuando aparecía en la cafetería donde trabajo, me lo confirmaban. 

Esto era algo completamente nuevo para mí, nunca me sentí atraída de esa manera, tan fuerte; tan alocada hasta el punto de hacerme sentir como una colegiala, CON NADIE. Lo máximo que tuve son esos amores platónicos por actores, cantantes o en el peor de los casos: personajes literarios, ya sabes, esas mierdas que indudablemente son imposibles :( .

En eso se resumía mis intereses amorosos hasta que lo vi a él, era un lunes de agosto, cuando la cafetería Sweet Coffee estaba full a más no poder, y de repente, mi mundo y todo a mi alrededor se paralizó, literalmente se sintió como en esas películas donde todo transcurre en cámara lenta. Allí estaba él; alto, cabello tan oscuro como la noche que hacía un buen contraste con su blanca piel, ojos de un verde intenso, vestido bastante formal y con la sonrisa mas linda que había visto, ordenando un café.

 Desde ese momento, no pude evitar sentirme atraída por ese misterioso hombre, porque en eso se convirtió él.

En un misterio sexy e hipnótico, que luego me condujo a conocer el verdadero caos del amor.

Luego de cuatro meses, mi interés y curiosidad por ese hombre no disminuyo, en su defecto, parecía aumentar cada día. Durante ese tiempo, lo que más desee fue un poco de atención de su parte, un saludo, una mirada, un gesto o la más mínima cosa que me demostrará que el sabía de mi existencia.

  Pero lamentablemente eso no pasó, no me noto.






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N/A☽

El chico de la foto es lo más parecido al personaje que me imagino, ese por el que mi pequeña Leah suspira.

Otra cosa que quiero aclarar, la historia se desarrolla en Toronto- Canadá, pero varios de los lugares que voy a mencionar no existen, como por ejemplo la cafetería Sweet Coffee, como esto es ficción, yo me estoy imaginando absolutamente todo.

Sin mas nada que decir, mucho amor de mi parte y de Shawnie♡

Elle☽.

Mientras dormías - Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora