CAPÍTULO 4. DIA 1.

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Había dos cosas que Gulf había aprendido esa tarde, uno que a Mew le encantaba ser muy amable, y otra que siempre cumplía sus promesas, atributos que marcaban la diferencia entre una persona arrogante y prepotente, de una amable e inteligente, Gulf estaba seguro que Mew era la definición de las dos últimas. Para que las personas no hablarán de más se propuso que las tres visitas fueran hasta una semana después de su primer encuentro, pues a parte de que era de mal gusto abusar de las visitas, le daba tiempo a Mew para arreglar su estadía unos días más de los previstos en un principio. El primer día Gulf se levantó muy temprano para desayunar con su segundo padre, el señor Suppasit llegaría a la hora del té para convivir con él unos momentos antes de la cena, permitiéndole así, prepararse adecuadamente para su visita.

Gun lo recibió con muchos abrazos y buenas noticias para él.

- Off mandó una carta ayer por la noche, lamenta lo de tu hermano, pero me dijo que él sabía el lugar de origen del general Thara, y si todo sale bien, puede que tú hermano esté ahí con él - dijo sirviendo la leche de su hijo más pequeño de siete años.

- ¡Eso es una maravillosa noticia! -

- Realmente lo es, pero estoy seguro que no querrán regresar, Type siempre fue impulsivo, su carácter es idéntico al de su madre, solo que es más valiente, y eso lo aprendió de ti -

- Y lo aprendió tan bien que ni siquiera yo sabía que era capaz de hacer algo así - tomo un sorbo de su té y suspiro - Hay ocasiones en qué me preguntó si realmente fue bueno que pasará tanto tiempo conmigo, Gun tú más que nadie sabe que aunque mis circunstancias fueran las mismas que las de Type, nunca pensaría en hacer algo tan insensato y peligroso, el destino de nosotros los hijos de hombres con un título no es tener libertad, no somos libres de escoger, solo podemos rogar a Dios porque nuestro destino sea gentil y encontremos un buen esposo para no sufrir la censura de nuestra persona, ser objetos que les encanta presumir como nuevas tierras o joyas exageradamente caras, todo por demostrar la hombría y masculinidad social estéticamente impuesta por ellos mismos -

- No me sorprendería si tú pretendiente se desespera un día de estos por tu forma tan agresiva de pensar - limpió la cara de su hijo con cariño - Tu también los censuras al pensar que son unos seres horribles y sin corazón, esos hombres que tanto desprecias es muy común encontrarlos en la aristocracia, grandes familias que su único propósito es tener descendencia que los obligue a mantenerse para siempre en lugar dónde pertenecen -

- Es lo mismo que dije hace unos minutos -

- No cariño, porque no todas las familias son iguales, puedes hablar con los campesinos y granjeros, ellos son felices pese a los problemas, y el hombre siempre procura a su esposa, vive por ella como ella lo hace por él, es difícil mirarlo si estás acostumbrado a la censura caprichosa a causa del rencor por tus propias experiencias, y si lo que me has contado del señor Jongcheveevat es real, créeme cariño, has encontrado la excepción a la regla -

Gulf pensó por unos minutos, si bien sabía que efectivamente no todos los hombres cumplían con esta regla, jamás se había topado con uno que fuera de su misma clase social, los hombres que su padre tenía por amistad, normalmente obligaban a sus esposas a charlar entre ellas y se olvidaban de ellas durante toda la reunión, las exhiben como objetos y luego de unos halagos se apartaban para que hablarán cómodamente "asuntos de hombres", los niños podían hablar y opinar a partir de los quince años, pero las mujeres y donceles no pueden ni siquiera presentarse a estás cenas hasta los dieciséis años, y primero deben ser presentados en sociedad, dando a entender que están listos para casarse, era un ritual ridículo y humillante, pero sus creencias eran ley para los demás.

¿El señor Jongcheveevat era diferente?

No lo sabía con exactitud, pero mientras él lo tratara igual que la primera vez que lo vió, no tendría nada que reprochar.

MI AMANECER Where stories live. Discover now