T R E I N T A Y O C H O

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¿Dónde estás...?

–Souichi-kun –Una voz conocida me habla. Giro la cabeza al otro lado, Kurokawa está en la puerta con un sobre entre sus manos. –Ten, un chico pelirrojo dejó esto para ti –Extiende su brazo, da unos pasos hacia mí y me entrega el sobre.

Leo su nombre en una esquina del sobre.

Satō Tetsuhiro

Mi corazón se acelera. Finjo que me molesta y solo agradezco en silencio. Guardo el sobre en la carpeta, mi compañero me observa unos segundos antes de marcharse.

Él lo sabe, yo también.

–Se acabó el tiempo –Digo poniéndome de pie. Camino hacia los asientos y retiro las hojas una por una. –Pueden salir –Doy permiso un tanto ansioso por estar a solas. Los pequeños, emocionados, salen cantando y riendo del aula hasta dejarla de nuevo, vacía, silenciosa, llena de un aire con olor a ansiedad. –Mierda, Souichi, cálmate... –Me ordenó a mí mismo. Camino hacia el escritorio donde dejó las hojas sin siquiera ordenarlas, mi objetivo me espera en la carpeta donde acababa de meterlo. El sobre en mis manos se me hace pesado, la boca se me reseca un poco y me siento tan fuera de lugar, tan tonto.

Mi dedo acaricia un poco la solapa, se mete bajo esta y la levanta despegándola del papel. Lo abro, una hoja doblada me espera dentro, y yo la saco con los nervios de punta.

La abro, su caligrafía en cursiva y tinta negra me recibe.

Dos palabras.

"
Lo siento

-S.T
"

¿Qué significa esto?

–Maldición, Tetsuhiro... –Reviso el papel por ambos lados buscando algo más, pero por más que mire, no hay nada. "Lo siento" ¿lo siento por qué? Tan solo consiguió que mis nervios crecieran.

Doblo el papel y lo regresó a donde estaba. Me quedo parado como tonto observando el sobre, no hay más, tan solo eso, tan solo dudas.

Un chico pelirrojo trajo esto para ti

¿El tipo del bar? ¿Cuál era su nombre...?

–Hiroto... –Murmuro. Empiezo a recoger mis cosas de forma veloz, las guardo en mi bolso sin prestar atención a causar el doblez en una hoja o algo así, solo me importa deshacerme de esta duda que hace dos semanas está molestándome.

Salgo del aula, la cierro con llave y procedo a caminar por el pasillo hasta la puerta de salida de la escuela. Estando fuera, observó a los dos lados, siento que las personas pueden darse cuenta del manojo de nervios que soy. Empiezo mi andar hasta el bar, y me toma largos minutos llegar.

No sé porque estoy aquí, otra vez estoy moviéndome por él, pero siempre puedo decir que es preocupación fraternal, ya que no se explicar lo que verdaderamente no me deja dormir.

No puedo evitar sentir miedo por él sabiendo donde vivimos, y no he sabido de algún otro encierro en el hoyo, o una pena de muerte dictada, pero no podía evitar pensar que esa noche le vieron salir de casa, y se deshicieron de él en silencio, y esta carta solo alimentaba aquella teoría.

¿Me estaba pidiendo perdón por irse de repente? ¿Por no despedirse? ¿Por todo? Por amarme, por esto...

Me sentí asfixiado.

Tetsuhiro no podía estar muerto... ¿O sí? No, ya me hubiese enterado... ¿O no?

-Basta, concéntrate –Me ordeno a mí mismo continuar mi caminata apresurada al bar. Estando frente a este, me acerco a la puerta principal y la abro dejando ver a pocas personas dispersas, y dos cantineros, entre ellos, él. Camino esta vez más lento hacia el bar y tomo asiento en uno de los taburetes.

R E B O R N • Koisuru BoukunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora