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Después de cambiarse a algo más acorde a la ocasión regresó al despacho dónde sus compañeros le esperaban y se quedó parado a un lado de todos.

—Bien, ya que estamos todos...— Empezó a hablar Carlo. — Quería decirte Andrés que es bueno volverte a ver...— Sonrió un poco mientras decía eso, Golondrina palmeo el hombro del mayor también sonriendo.

—Si ¿eh? Además no lo ví pero, gracias por lo que hiciste por mi cuando me sacaron de la cárcel... también gracias a tu amigo...—

—No fue nada, debíamos sacarte de ahí si o si...— Respondió el mayor también con una calida sonrisa.

—Aunque, no me gustó para nada que trajeras al Mantecas...— El rubio frunció el ceño molesto, pues esperaba a otra persona en lugar de al mexicano.

—Vamos, no tiene a nadie y le debemos una, con algo nos podrá ayudar aquí...—

—Si, si, cómo sea...ya que volviste debemos ponernos al tanto de algunas cosas y la más importante te la dirá Fideo porque, digamos que fue su culpa...— Carlo ahora le miraba con esa expresión sería, Andrés le miró pero confundido alzando una ceja.

—¿Tú?— Dijo. —¿Pero que hiciste, niño?— Este no esperaba algo muy grabe, sabía que el menor a veces metía la pata, pero nada que no tuviera arreglo.

El español tragó saliva ante las miradas de sus compañeros y soltó una risa nerviosa.

—Bueno verás...— Empezó a contarle exactamente lo mismo que le dijo a los demás, Andrés lo escuchaba atento y en silencio, esperando hasta que terminara. —...Y básicamente pasó eso...—

Pérez soltó un pesado suspiro mientras se levantaba de su lugar, Alfonso apretó los ojos esperando algún golpe cómo el que ya le habían dado pero solo recibió un par de palmadas en la espalda, sorprendiendolo.

—Entiendo hijo, hiciste lo que debiste hacer y no esperabas que se te devolviera, cosas que pasan y para eso está la familia para apoyarte...— Le dedicó una sonrisa paternal, eso lo hizo sentir comprendido y sobretodo apoyado.

Carlo rodó los ojos molesto, realmente el viejo se estaba ablandando demasiado, en el pasado no hubiera sido tan lindo.

—Lamento interrumpir el hermoso momento padre e hijo, pero tenemos trabajo que hacer, tenemos reunión con varias personas que nos darán mercancía y en cuento la tengamos hay que empezar a distribuirla, así que quiero a TODOS atentos ¿de acuerdo?—

Alfonso notó como aquella última frase estaba más dirigida a él y no negaba que tenía algo de razón, solo asentó con la cabeza junto con sus demás compañeros.

El resto de la mañana se fue recibiendo a esos "proveedores", él solo se mantenía callado junto a Golondrina, atento a que nadie se fuera a pasar de listo mientras escuchaba a Carlo negociar y a Andrés interviniendo de vez en cuando. Al medio día ya tenían un montón de mercancía de distintos tipos lista para ser distribuida, aunque el trabajo que se venía sería duro, estaba feliz de que pronto podrían pagar aquella deuda.

—¡Bien! ¡Todos escuchen!— La voz del rubio resonó por toda la biblioteca. —Formaran parejas para que la mercancía salga más rápido: Yandel, llévate al Mantecas, estoy seguro que se la pasarán muy bien...— Su voz era de burla, recibiendo insultos de parte del mexicano más grande. —Takeshi, llevate al viejo, sirve que le enseñas la ciudad...— Él asiático obedeció la orden mientras el mayor se despedía para seguirlo.

—Entonces...¿irás con nosotros?— El tono de Cejas era de emoción, en cuanto notó que quedaban ellos tres solo pudo pensar en pasar el día juntos, como en Londres; solo los tres tonteando, escuchando aquella música rara, atropellando a algún peatón, solo les faltaba la "catoneta".

—No...— La forma tan cortante en que había salido ese "No" de su boca regresó a Cejas hacía la realidad de un fuerte golpe. —Ustedes se irán a trabajar, yo me quedaré aquí, tengo cosas que hacer...no vayas a hacer otra tontería...— Y diciendo eso se encerró en su despacho.

—Vaya que lo tienes molesto ¿Eh?— La voz de Juan lo hizo levantar la mirada, mientras le seguía hacia donde tenía estacionada una de las tantas camionetas "prestadas".

—¿Te ha dicho algo?— Preguntó curioso, Golondrina solo negó.

—No a tocado mucho el tema conmigo, más que preguntarme que haríamos, obvio le dije que te apoyaría, pero fuera de eso ningún comentario o queja...— Encendió el auto y empezó a andar por la ciudad.

—Es que no entiendo su molestia...— Réplico. —Ya le expliqué todo, porque hice lo que hice y aún así me trata cómo el peor de los traidores, tu no le has contado muchas cosas de tú pasado y estoy seguro que Daddy también tiene sus secreto...¡Entonces..!— Apretó los dientes y respiró hondo, tratando de controlar aquel dolor en su pecho. —... Entonces ¿Por qué conmigo es diferente?— Apoyó su brazo en el marco de la ventana mientras miraba la ciudad, sus ojos lo querían traicionar pero no iba a dejar que Juan lo viera llorar.

Golondrina miraba un poco de reojo al menor, realmente le hacía mal ver a su amigo así, no era muy bueno con las palabras pero tenía que intentar.

—Bueno, al final tu lo conoces más que yo...yo no sé qué cosas vivieron antes de conocernos para que te tenga esa tremenda confianza y cariño...—

Cejas solo recordó todo por lo que habían pasado, todo en lo que tuvo que apoyarlo cuando todos le daban la espalda, hasta su propia sangre.

—Tal vez lo mejor es que le des su espacio hasta que el coraje se le baje, ya luego puedes hablar de nuevo con él...— Le dio un par de palmadas en el hombro mientras le sonreía sin quitar los ojos del camino.

—Si, supongo que eso puede funcionar...— Quizás poner una barrera por unos días hacia que las cosas se calmaran, sabía lo mucho que le inflaba el ego a Carlo que lo tratarán cómo "Don", quizás así lo contentaba un poco para después poder hablar.

Además eso también funcionaria para él mismo y sus confusos pensamientos.

Nothing Is Gonna Be The Same [Carlo×El Cejas/Carlejas]Where stories live. Discover now