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Cuando entre en la casa, seguía sintiendo esa rabia.

¿por que no me dijo que tenían que hacerle eso a mi hija para poder "comprobar" que era inmune.

—Te traeré un vaso con agua—dijo Noah antes de ir a la cocina.

Me senté en el sofá de la sala. Con un montón de preguntas en la cabeza.

Noah me dio el vaso, sentándose al lado mio.

—¿Estas bien?

—No lo se—suspire—Una parte de mi dice que hay que intentarlo por ella y por todos, pero la otra parte Noah, dice que ¿que pasa si ella no es inmune?, ¿o si de tan solo intentarlo ella muere?. Yo no quiero que mi hija muera Noah.

Me empezaron a escoser los ojos, queriendo escaparse pequeñas lagrimas.

—Ya encontraremos otra forma—dijo sujetandome la mano—Tienen nueve meses para encontrar otra forma. No voy a permitir que le hagan daño.

Me dio un abrazo, que aunque ni yo sabia que lo había necesitado tanto.

—Quiero que ella crezca en un mundo lo mas normal posible—solloze—pe...pero no a costa de su vida. Si...si yo supiera que es seguro, que a ella no le va a pasar nada, yo dejaría que... que intentaran hacer esa maldita cura con mi hija.

—Ya encontraremos una forma, en la cual no la dañen ni lastimen—dijo mientras acariciaba mi cabeza sobre su pecho.

*****

Noah.

Samanta se fue quedando dormida apoyada en mi pecho. Yo al igual que ella estaba cansado de esta mierda que nos acababan de decir.

En que maldita hora me tuvieron que hacer esa transfusión de sangre. Si no me hubieran echo eso, en este momento quisa la vida de casi todos los que quedábamos no dependería de una bebé que ni siquiera había nacido aun.

Cargue a Samanta hasta la
habitación—estaba tan profundamente dormida, que ni siquiera se desperto—la puse en la cama suavemente.

Salí de casa, en dirección al hospital. Cuando entre el hospital seguía igual de vacío que antes.

Subí por el ascensor hasta el piso donde se encontraba la oficina de la doctora.

Toque la puerta, y cuando escuche un "adelante",entre.

—Noah—dijo con un tono de sorpresa por verme otra vez en su oficina.

—Necesito hablar con usted.

—Por supuesto. Toma asiento.

Me senté delante del escritorio. Ella alejo unos papeles que estaba viendo cuando entre.

—Dime. ¿Ya lo hablaron?

—Ire al punto—dije serio—¿Que formas mas hay para saber si es inmune, aparte de esa mierda de ponerle sangre de zombi?

—¿El bebé?   

—No, mira yo. Obvio que mi hija, ¿o acaso yo sigo siendo inmune?

Se aclaro la garganta algo incomoda.

—Bueno, pues seri...

—Que no incluya ponerle sangre de zombi—la interumpi—ni acercarla a un zombi, ni meterle una aguja  cada dos segundos, ni meterle tubos por sus narisitas, ni dolor, ni molestias, ni llanto, ni peligro de perdida de vida, ni consecuencias a corto ni a largo plazo.

¿En que momento te has convertido en un papá sobreprotector? Me pregunto mi consciencia, y sinceramente ni yo lo sabia, creo que fue desde el primer momento en el que me enteré que seria papá.

—Noah. Prácticamente me estas pidiendo que no la toque.

—Entonces no hay otras maneras de saber si ella es inmune—supuse.

—Claro que puede haber otras maneras, si me das tiempo de buscar, investigar. Pero, quieras o no Noah, va a ser necesario tener que tomarle por lo menos una prueba de sangre a tu hija. 

—Tiene nueve meses para buscar otras formas de ver si ella es inmune. Si hasta ese entonces ninguna de sus formas me convence, no tocara a mi hija.

—Pe...

—Es la única forma de que Samanta y yo aceptemos.

Ella suspiro—Are lo mejor que pueda. Solo ten por seguro, que yo tampoco permitiría que a la niña le sucediese algo.

—Ok. Entonces tiene nueve meses.

Me puse de pie y me dirigí a la salida.

—Noah.—no me gire. Me quede con la mano en el pomo de la puerta—Cuidalas.

—Es lo que estoy haciendo.

Salí de la oficina, dirigiéndome a casa.

Nota de la autora

Este capitulo es un poco mas corto que los demás, pero es porque ya se acerca el gran final.

Besos.
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CAMINAR ENTRE ZOMBIS [Editando]Where stories live. Discover now