｡ﾟ･☆ 𝖑𝖆 𝖆𝖈𝖆𝖉𝖊𝖒𝖎𝖆 𝕺𝖑𝖊𝖙𝖚𝖘 ☆･｡ﾟ(identity v)

✬𝑨𝒔𝒖𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒂𝒋𝒆𝒏𝒐𝒔✬

Norton Campbell

Había quedado con Vera para continuar buscando a Ada, así que Emil y yo la esperamos en el centro de la academia. La hora acordada había sido a las cuatro, sin embargo, Vera llegó a las cinco y con un rostro completamente demacrado, como si no hubiera dormido en días.

– ¿estás bien? – fue lo primero que pregunté al verla, en cambio ella me miró incrédula.

– sí – respondió en seco, obviamente no le creí.

– no te ves nada bien – comenté examinando su aspecto.

– ¿estuviste en la habitación? – cuestionó Emil con preocupación, levantándose de la banca para tomar a Vera de las mejillas y mover bruscamente su cabeza de un lado a otro intentando observarla a detalle. Vera gruñó y empujó a Emil de nuevo a la banca.

– no me toques con tus manos sucias – le ordenó molesta.

– ¿qué habitación? – le pregunté a Emil, quien miraba a Vera aun con preocupación, ignorando el hecho de que acababa de insultarlo.

– la enfermería, los niños siempre salían viéndose tan mal como Vera – respondió, lo que terminó por indignar a la chica.

– ¡eres un huérfano estúpido! – le gritó en la cara, Emil solo parpadeo asustado.

– ¡Vera cállate! – le ordené, tomándola del brazo para jalarla y alejarla del chico y hablar en privado.

– ¿qué chingados te pasa? – le reclamé, ya no pensaba ser delicado o empático, no si ella tampoco lo era – ¿por qué le dijiste eso? ¿sabes que no eres la única con problemas en el mundo?

– ese imbécil me comparó con sus amiguitos retrasados – excusó.

– tal vez porque te pareces.

– ¿disculpa? ¿Quién eres tú para decir eso de mí? ni siquiera eres mi amigo – contraatacó con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

– Vera, entiendo que tengas problemas, pero no son excusas para tratar mal a los demás

– ustedes no saben nada – masculló, estaba claro que se encontraba molesta porque la estaba regañando – no puedes opinar de algo que no sabes Norton, así que mejor cállate.

– Vera, piensa en Emil, no fue bueno lo que le dijiste – volví a insistir.

– no voy a pensar en otra gente, no tengo mente para eso.

– bueno, entonces explícame qué te pasa – le pedí.

– no necesitas saberlo.

– ¡sí lo necesito! Porque para hacer esto bien debemos saber en que sintonía estamos. Vera Nair, necesito saber qué es lo que te atormenta tanto – la tomé de los hombros y luego la miré directo a los ojos, intentando convencerla.

– no es tan fácil Norton.

– no me importa, explícalo como puedas.

– es que no... – su voz se quebró y no pudo terminar la frase – me voy – murmuró antes de irse corriendo al borde del llanto.

Suspiré temeroso, no sabía que pasaba por la mente de Vera, pero debía ser algo muy grave como para tenerla así. Volví con Emil, quien estaba pensativo simplemente mirando a la nada y me senté junto a él bajando mi frente.

– hoy seremos solo tú y yo amigo – le dije cabizbajo.

– ¡Ada! – contestó emocionado.

– sí, vamos a planear cómo encontrar a Ada – le respondí con la mirada en mis zapatos.