｡ﾟ･☆ 𝖑𝖆 𝖆𝖈𝖆𝖉𝖊𝖒𝖎𝖆 𝕺𝖑𝖊𝖙𝖚𝖘 ☆･｡ﾟ(identity v)

✬𝑳𝒂 𝒄𝒊𝒕𝒂✬

Edgar Valden

El fin de semana llegó y demasiado rápido, pues había pasado los últimos días de la semana pensando cómo carajos se me ocurrió decirle que sí a Luca Balsa. Melly había sido insistente en el tema, parecía emocionada al respecto, tal vez incluso más que yo.

– ¿listo para tu cita? – preguntó Melly con un tono pícaro desde su cama.

– cállate, no es una cita – contesté cortante.

– oh, pero si yo bien recuerdo que dijiste que lo era – insistió con falsa incredulidad.

– yo nunca insinué eso.

– claro que sí, si hasta Luca lo admitió y tú no te quejaste.

– mejor cierra la boca – le lancé una almohada a la cara desde mi cama y volví a mi libro, ella tomó la almohada en el aire y la abrazó mientras reía.

– me alegra que por fin le des una oportunidad a Luca, no me imagino cuanto tiempo insistió antes de que yo llegara – continuó hablando, por algún motivo siempre lo hacía, aunque la ignorara.

– tampoco es que seas cupido, porque yo no voy a salir con él.

– tienen una cita, eso ya es algo.

– y de eso no pasará. No quiero nada con Luca.

– eso ya lo veremos.

Melly se bajó de su cama y me trajo mi almohada para luego darse la vuelta de nuevo a su cama.

– oye – la llamé, ella se detuvo y me miró intrigada.

– tú... ¿no tienes problema alguno en que le guste a Luca? – la chica me miró sorprendida ante la pregunta.

– por supuesto que no ¿debería tenerlo? – evadí su mirada apenado.

– no, para nada.

Hubo silencio un rato, ella no se movió, parecía procesar la conversación recién tenida mientras yo jugueteaba con la almohada un tanto incómodo. Al cabo de un rato, ella me sonrió con ternura. Esa sonrisa... es como la de Galatea.

– no me gusta Luca si es lo que te preocupa.

– ¡por supuesto que no me preocupa! – me apresuré a hablar, apretando con fuerza la almohada entre mis manos.

– si como sea – contestó indiferente, es obvio que no me creyó. Se hincó en el suelo y apoyó sus brazos en la orilla de mi cama para recostar su cabeza sobre estos – lo último que quiero es ser tu enemiga, y si te molesta que yo pase mucho tiempo con él lo dejaré de hacer.

– no me molesta ¿por qué lo haría? – reclamé desviando mi mirada de la suya.

– eso no te lo crees ni tú.

La golpeé levemente con la almohada en mis manos, ella volvió a reír divertida por mi actitud. Pareciese que somos amigos.

Melly se dispuso a componer su peinado cuando su rostro me indicó que acababa de recordar algo.

– tengo que salir un momento.

Ni siquiera me dejó preguntar, pues salió a toda velocidad de la habitación dejándome solo con mi libro, al cual volví rápidamente.

Al cabo de unos minutos, la chica volvió con sus manos ocultas en la espalda.

– ¿qué haces? – me preguntó.

– lo mismo que hace 2 minutos.

– tiene sentido.

Ella lanzó sus zapatos a su lado de la habitación con una patada y se acercó a mí ya en calcetas.