✬𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐✬

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Melly Plinius

Edgar dudó antes de tomar el bañador entre sus manos temblorosas y luego mirar a su madre intentando suplicarle que no lo obligara, pero fue en vano. Al final, el chico suspiró y se dirigió a los vestidores con la prenda en su hombro.

– ¿a dónde va Ed- Judith? – cuestionó Luca.

– se va a cambiar para entrar con ustedes – respondió la señora con una dulce sonrisa.

Luca me miró confundido al no entender cómo es que Edgar se cambiaría si no traía ropa, por lo que me acerqué a él para murmurarle el contexto al oído.

– pero ¿de verdad lo usará? – preguntó al final con un tono bajo, a lo que levanté mis hombros con una expresión de preocupación, realmente no sabía que planeaba hacer Edgar.

Pasaron cinco minutos, luego diez y luego quince, que pronto se volvieron veinte, sin embargo, Edgar no llegaba. Su madre, por otro lado, parecía despreocupada.

– ¿y Judith? – le pregunté a la señora.

– usualmente tarda en cambiarse, así es siempre – aclaró, pero eso era obviamente una verdad a medias. Edgar nunca tardaba estando en la academia, probablemente solo lo hacía cuando se trataba de algo que no le gustaba usar.

Preocupada, salí del agua sintiendo rápidamente como el ambiente frio envolvía mi piel, erizándola en una velocidad inigualable. Corrí en puntillas hacia mi bata y me la coloqué de un movimiento, abrazándome a mí misma para intentar entrar en calor.

– ¿a dónde vas Melly? – preguntó la madre.

– al baño – respondí.

Caminé hacia los vestidores que se encontraban en el mismo lugar que los baños y me decidí a tocar cada puerta hasta encontrar a Edgar. Fue tarea fácil, casi todos estaban desocupados y solo fue una puerta cerrada en la cual no obtuve respuesta.

– ¿Edgar? – pregunté al otro lado de la puerta, pero nuevamente hubo silencio.

– solo quiero saber si estás ahí – insistí.

Una débil y quebrada voz respondió desde el interior del cubículo – sí, soy yo.

Estaba llorando, podía escucharlo en su voz, y eso me rompía a mí también.

– no tienes que hacerlo – fue lo único que atiné a decir – está bien si no quieres, solo inventémosle una excusa a tu madre y ya.

Escuché con atención el interior, distinguiendo su respiración agitada combinada con leves sollozos.

– solo di que no te quedó – le aconsejé.

– mamá quiere que entre – balbuceó en su llanto.

– pues entra con tu ropa, solo quítate las chamarras.

– ¿y luego?

– luego le quitamos el cambio de ropa a Luca y que se vaya mojado a ver si le da hipotermia y lo usamos para un experimento químico o social – bromeé, Edgar rio débilmente y yo le acompañé.

– creo que Vic trae ropa de más, si se la pedimos tal vez nos la de – comenté, al cabo de unos segundos, la puerta del vestidor se abrió levemente.

– Melly – me llamó Edgar desde el interior, quien asomaba solo la mitad de su rostro por la apertura.

– mande.

– te quiero – me quedé helada, fue tan lindo escucharlo decir eso que por un momento todo el frío me abandonó.

– anda, sal – le pedí y el obedeció agachando su mirada. Sin preguntarle, rodeé su cuerpo en un abrazo que me hizo entrar en calidez, – yo también – susurré.

。゚・☆ 𝖑𝖆 𝖆𝖈𝖆𝖉𝖊𝖒𝖎𝖆 𝕺𝖑𝖊𝖙𝖚𝖘 ☆・。゚(identity v)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora