✞ Capítulo 30.

Start from the beginning
                                    

—Muchas gracias. No crees que los labios rojos son demasiado, ¿verdad?

—En lo absoluto; combinan con sus uñas.

—Tienes razón. —El sonido del teléfono las sobresaltó a las dos, interrumpiendo la conversación—. Permíteme atenderlo —se apresuró a decir, poniéndose de pie—. Tú vete a casa, querida, es tarde.

Cogió el labial de encima del tocador antes de abandonar el vestidor, apresurándose a la habitación para responder el teléfono antes de que fuera demasiado tarde.

—Buenas noches —la saludó la operadora—. ¿Me comunico con la familia Shelby? ¿número 3220?

—Así es.

—Tiene una llamada del Hotel Ritz, en Londres, de la señora Macmillan, ¿desea aceptarla?

El nombre no le resultaba conocido en lo absoluto, pero aún así asintió—. Sí, claro.

—De acuerdo. Ahora mismo le comunico. Manténgase en la línea, por favor.

Un momento más tarde, una voz femenina con un marcado acento irlandés que Daisy reconoció de inmediato como originario de Galway habló. —Buenas noches, ¿se encuentra el señor Shelby?

—No, el señor Shelby no está en casa, pero ha de estar por llegar pronto. ¿Le gustaría aguardar por él, o prefiere volver a llamarle otro día? ¿Intentó comunicarse con él a través del teléfono de la compañía?

—Sí, pero no se encontraba en su oficina, así que me dieron el número de su casa.

—Lo siento, él no está aquí. Puede dejarle un mensaje, si quiere, y yo me aseguraré de que le llegue lo antes posible. O, si no, puedo decirle que se comunique con usted, pero para eso deberá facilitarme el número desde el cual está llamando.

—Discúlpeme, pero ¿con quién hablo?

—Creí que lo sabía; es usted quien llamó a mi casa —respondió Daisy, a quien tal pregunta le pareció de pésimo gusto—. Soy la señora Shelby. —No importaba cuántas veces los demás se refirieran a ella de esa manera, aún le resultaba un pelín extraño utilizar su apellido de casada.

—¿La señora Shelby? —repitió la mujer al otro lado de la línea un minuto más tarde; sonaba perpleja por alguna razón.

—Daisy Shelby —aclaró, en caso de que no fuera obvio—, la esposa de Thomas. Le haré saber a mi marido sobre su llamada apenas lo vea, señora Macmillan.

—No —negó enseguida la contraria—, no es necesario. Veo que he me confundido de número.

—Suele pasar. ¿Con qué señor Shelby quería hablar? Tal vez lo conozca.

—No lo creo.

—¿Está segura? Porque si se trata de un Shelby de Birmingham, entonces no cabe duda de que es pariente de mi marido.

—No, no —la interrumpió—. Claramente todo esto ha sido un gran malentendido. Me disculpo por la molestia.

—No se preocupe, no ha sido ninguna molestia.

—Lo siento mucho —volvió a disculparse, lo que a Daisy le pareció un poco excesivo por una simple equivocación—. No quisiera seguir robándole el tiempo, señora... señora Shelby. Adiós. 

La llamada terminó antes de que la contraria tuviera tiempo de despedirse correctamente, lo que le pareció un poco grosero, pero no tuvo tiempo de pensar en ello por más de unos segundos. Harriet, el ama de llaves de la mansión, le hizo saber que Thomas había llegado, y estaba aguardando por ella en la entrada.

UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders] Where stories live. Discover now