XXVIII: Final

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Gaby Reyes le agradeció a su tía Jimena por alcanzarla hasta su casa, ya era de noche cuando decidió volver, y no quería correr riesgos volviendo sola. Al caminar hacia su casa, noto en el estacionamiento un auto que no pertenecía ni a su madre ni su hermano.

"Espero que no sea quien creo que es" pensó Gaby mientras recorría el ultimo trecho hasta su hogar. Al entrar, vio a su hermano y su madre junto a Santiago en la sala, lo único que podía sentir Gaby era ira, su madre le había prometido que terminaría con ese tipo, y ahí estaba, riendo junto a ellos.

Sara no sabía cómo empezar a hablar cuando vio a su hija entrar por la puerta, no quería decir palabras erróneas que hiriesen a su hija, pero tenía que ser lo suficientemente firme para que Gaby entendiese que no podía oponerse a su felicidad

-Gaby... -susurró Sara-

-Dijiste que esto –los señalo a ambos- se había terminado, mamá.

-Mi amor, por favor escúchame

-No tengo nada que hablar contigo, me mentiste.

Gaby salió de la casa y comenzó a buscar el número de Jimena en su celular, su tía aun podía dar la vuelta y recogerla, pero antes de que pudiese marcarle, sintió a alguien agarrarla del brazo, al darse la vuelta vio que era Santiago.

-Gaby, por favor, habla conmigo

A la menor de los Reyes Elizondo se le puso la piel de gallina al oírlo, aquella voz era idéntica a la de su padre, aquella voz que no oía hace años, esa voz que había necesitado escuchar tantas veces desde que su papá se fue. Los ojos de Gaby se llenaron de lágrimas al oír esa voz.

-No quiero hablar con usted.

-Gaby, por favor, es por tu mamá, dame diez minutos

Santiago la miro a los ojos, suplicándole que le diese una oportunidad, y Gaby no pudo evitar ver a su padre a través de esos ojos tan azules como el océano.

Gaby amaba a su madre más que a nada en el mundo, pero aquella situación la superaba. ¿Cómo demonios hacia su madre para no ver a Franco en Santiago?

-Suélteme –exigió Gaby, Santiago obedeció de inmediato-

-Gaby, sé que esto es difícil para ti, pero dame diez minutos para hablar contigo a solas, solo te pido eso.

Gaby miró detrás de Santiago, dentro de la casa, mirándola por la ventana estaba su mamá, aterrada y con lágrimas en los ojos, mirando la situación con atentamente. A Gaby se le rompió el corazón al verla así, tan vulnerable, ¿Por qué tenía que romperle el corazón a su mamá de esa manera? A Gaby se le rompía el alma al ver a Santiago, pero más la rompía ver a su mamá tan triste.

-Solo diez minutos –aceptó-

Santiago sonrió y asintió, antes de guiar a la joven a una de las bancas al costado de la casa. Ambos tomaron asiento, y ninguno de los dos sabía cómo empezar a hablar, no había manera sencilla de hablar del tema.

-Gaby, aunque no me creas, a mí me cuesta tanto entender esto como a ti.

-Usted no entiende lo que es ver a alguien idéntico a mi padre luego de años, ver su misma sonrisa, sus mismas expresiones, sus mismos ojos, ¡Incluso la voz!

-Créeme que lo sé, a mí me sucedió lo mismo cuando vi a tu madre por primera vez

-No entiendo –dijo Gaby confundida-

-Puede que lo que esté a punto de decirte haga que estés aún más en contra de esto, pero también puede que te ayude a entender, tu madre es idéntica a una persona que yo perdí hace años, de la forma más dolorosa en la que uno puede perder a alguien, viéndola irse, observando sus últimos suspiros, sin poder hacer nada para salvarle, cuando conocí a tu mamá, era como si esa persona hubiese renacido, como si nada hubiese pasado, y ella estuviese allí en frente mío –Gaby se sorprendió al oír aquello, pero no dijo nada, simplemente escuchó a Santiago- Fue muy extraño, muy doloroso al principio tratar con ella

I see him(her) on you (Santiago x Sarita)Where stories live. Discover now