IV: San Marcos esta lleno de maravillas

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"Santiago, estas mal, no puedes pensar así"

Santiago Ucrós se repetía aquello en su cabeza una y otra vez mientras caminaba junto a Sarita hacia un restaurante

-Llegamos- Sara se detuvo y lo miró con una sonrisa- es mi lugar favorito, vengo con mis hijos todo el tiempo

Ambos ingresaron al lugar, Sara se detuvo un momento al ingresar al sector de las mesas...

La última vez que había estado allí con alguien que no fuesen sus hijos...

Había sido con Franco.

La última cita que habían tenido.

Una lágrima bajó por la mejilla de Sarita, la cual limpió rápidamente con su mano.

No quería deprimirse, no era el momento para hacerlo.

Sara y Santiago se sentaron en una mesa alejada del resto, hicieron su orden y quedaron en silencio por unos minutos...

Pero no era un silencio incómodo, para nada.

-Y, ¿de qué trabajas? -Preguntó Santiago para romper el silencio-

-Tengo una hacienda, está relativamente cerca de aquí

-¿Tienes tu propia hacienda?- Preguntó Santiago sorprendido-

Sara río antes de responder

-Si, toda mi familia tiene su propia hacienda, mis hermanas con sus esposos, y mi madre

-Deben ser una familia importante, ¿verdad?

-No se si importante, pero si somos conocidos, llevamos muchos años en la región y gracias a todo nuestro trabajo, logramos posicionarnos siempre entre los mejores puestos en ferias y competiciones

-¿Tu te encargas sola de tu hacienda? ¿nadie más te ayuda?

-Pues claro que tengo empleados, pero soy la única cabeza del negocio, mis hermanas y madre miran sus propios terrenos

-Me impresionas, parece mucho trabajo para una sola persona

-Si, a veces puede ser agotador- admitió Sara- pero no cambiaría mi trabajo por nada en el mundo

-Nacida para esto, ¿no?

-Definitivamente, he estado rodeada de caballos y vaqueros desde que nací, mi papá me enseñó a amar este oficio, a amar las tierras... -Sara cerró los ojos y sonrió- cada hectárea de mi hacienda la llevo en lo más profundo de mi alma.

Santiago no sabía qué decir.

Ver a Sara hablar tan apasionadamente de algo le hacía sentir cosas que hacía mucho tiempo no sentía.

La última vez que se había sentido así, fue cuando escuchaba a Alicia hablarle sobre la galería.

Para Alicia, la galería era su vida entera, así como para Sara, lo eran sus tierras

-Es increíble que alguien pueda amar tanto algo, eres una persona increíble, Sara.

-¿Y tú? ¿te apasiona tu profesión?

-Al principio, estaba tan enamorado de ella como tu de tus tierras, pero han pasado tantas cosas... que a veces no se que siento

-¿Te gustaría probar algo más?

-No, nací para ser médico, eso lo tengo en claro, pero no lo sé, a veces siento que elegí mal mi especialidad

Sara puso una cara de confusión.

-¿No eres médico clínico?

-Oh, no- río Santiago- soy cirujano plástico

Sara lo miró sorprendida, de todas las especialidades, Santiago no parecía para nada un cirujano plástico

I see him(her) on you (Santiago x Sarita)Where stories live. Discover now