VIII: La cita

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-Que guapa, mamá- Dijo Andrés viendo a Sara bajar por las escaleras-

Sara llevaba un vestido hasta las rodillas en color bordo, el pelo recogido en una media coleta y el maquillaje tan sencillo que no se notaba

-Gracias mi amor- Respondió Sara caminando hacia él para darle un beso en la frente-

-¿Vas a salir?

-Si, ¿tú te quedas aquí?

-Claro que si, mami, tu ve tranquila yo cuido al terremoto

Sarita sonrió y se dirigió a la puerta

-Gracias! no vuelvo tarde- le aseguró antes de cerrar la puerta

-¿Tienes idea de a donde va? -Preguntó Andrés a su hermana que bajaba las escaleras-

-Solo me dijo que tenía una cita -sonrió Gaby

-¿Mamá? ¿en una cita?

-¿Tiene algo de malo?

-Para nada, solo me sorprende, sinceramente no creí que pudiese volver a enamorarse

-Pues yo la veo muy interesada, me gusta verla así- sonrió

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Sara detuvo su auto fuera del departamento de Santiago, se bajó de este y le marcó a su celular para hacerle saber que ya estaba fuera

-¿Si?

-Santiago, estoy abajo

-Ya, ya bajo

Dos minutos despues, Sara vio a Santiago cerrar la puerta y acercarse a ella, estaba guapisimo, con unos pantalones y camisa en color negro, sencillo como solia vestirse el, pero siempre elegante.

-Buenas noches, señorita- Saludó él al llegar a su lado-

-Buenas noches- respondió ella- ¿listo?

-Claro que si

Santiago se dirigió al auto, pero la voz de Sara lo detuvo

-¿A dónde vas?

Santiago la miró confundido

-Al...auto, ¿no?

-No- río ella- el lugar queda cerca, vamos caminando

Santiago volvió a su lado y para sorpresa de Sara, le tomó la mano.

Sarita sonrió, y ambos comenzaron a caminar en dirección al lugar que Sara había escogido.

Un restaurante que había abierto hace apenas un año, había ido a aquel lugar varias veces con su madre o sus hermanas, sabía de sobra que era excelente.

Y lo más importante, jamás había ido junto a Franco.

No quería que su primera cita con Santiago estuviese llena de recuerdos de Franco por todos lados, así que se había asegurado de elegir un lugar que no le recordase a él

En cuestión de minutos Sara y Santiago llegaron al lugar, Sara se dirigió a la recepción donde le indicaron donde estaba su reserva.

Una vez en la mesa, ambos ordenaron y se quedaron un rato en silencio.

Pero no era un silencio incómodo, ambos se miraban sonriendo, todo lo que querían decirse, podía ser dicho por sus ojos, no necesitaban palabras para comunicarse.

El mozo les sirvió a ambos el vino, y fue entonces cuando Santiago decidió romper el hielo

-Te ves preciosa, ese color te queda divino

I see him(her) on you (Santiago x Sarita)Where stories live. Discover now