Al despertar, un dolor intenso martillea mi cabeza. Nota tomada, ¡no debo beber tanto!
Giro 180 grados dándome cuenta que estoy sobre una cama. Al abrir un poco mis ojos, la luz del sol me llega de lleno, por lo que vuelvo a cerrarlos inmediatamente.
Aisha: ¡Ugh! ¿Qué imbécil se deja las persianas subidas?
Me atrevo a abrir los ojos de nuevo, pero esta vez poco a poco y parpadeando muchas veces. Tardo un poco en enfocar y ver la pared, con un gran ventanal, frente a mí.
¡! ¡No me suena haberla visto nunca! ¡¿Qué paso ayer?! Imágenes pasan por mi cabeza como una película, el parque, el banco, la voz ronca y sex...
Me levanto de un salto quedando sentada en la cama. El movimiento brusco hace que la cabeza me de vueltas, teniendo que apoyar mi mano izquierda en la cama.
O se supone que debería de haber tocado cama... pero mi mano aterriza sobre algo bastante duro pero suave al mismo tiempo.
Me quedo estática, puedo notar cómo mi cuerpo se tensa. Lo que sea que este tocando se mueve ligeramente de arriba a bajo.
Al girar la cabeza y mirar mi mano, me topo con un abdomen bien trabajado. Escucho una leve risa, dándome cuenta que tengo la boca abierta y posiblemente, esté hasta babeado.
Voy subiendo poco a poco la mirada. Oye, no soy estúpida, ¡hay que aprovechar estas vistas! Me detengo al ver unos collares de los que cuelga una cruz.
Pero lo que termina de despertarme, como si me hubieran tirado un cubo de agua helada en la cabeza, es el tatuaje en el lado izquierdo de su pecho.
Unos pájaros negros saliendo de una pluma, también negra, que se encuentra en su brazo izquierdo.
Por instinto, intento protegerme. Tristemente, solo consigo taparme lo máximo posible con la sábana. Ya que no hay nada más.
Bueno, hay una lámpara en la mesilla al lado de la cama. Aunque, no creo que pueda usarla, más bien, no creo que me deje ni alcanzarla.
Aisha: Klaus...
Apenas sale un susurro de mi boca. Pero debido al silencio que reina en la habitación se ha escuchado claramente.
En cuanto hacemos contacto visual mi corazón se acelera, si es que eso siquiera es posible. Ya que hace rato que bombea lo suficiente como para llenar un río.
En su rostro aparece su sonrisa torcida. ¿Estoy loca por querer tumbarme de nuevo y enrollarme bajo su brazo?
Se levanta hasta quedar sentado frente a mí. Demasiado cerca para aquellos adoradores del espacio personal, pero demasiado lejos para mi gusto.
Klaus: El mismo
Os juro que estoy usando todo mi autocontrol para no asaltar a este hombre. No se lo que hice para merecer este regalo, ¡pero gracias!
Como no podría ser de otra manera, mi estómago ruje cual león rompiendo toda atmósfera posible. De la vergüenza tapo mi cara.
Vuelvo a escuchar una risa de su parte. ¡Oye, esto no es para nada gracioso!
Klaus: No soy buen cocinero, pero creo poder hacer un desayuno. Espera unos minutos, amor
En cuanto me deja sola, me levanto y doy vueltas por la habitación. Es como haber entrado en una película en blanco y negro. Aunque le pega bastante, es acogedora pero imponente. La poca decoración la hace un poco solitaria. Es decir, es el espacio perfecto para describirle.
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