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Mejilla

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Mejilla.

Las mejillas del heredero de la familia Gleeful de tiñieron de rojo tan pronto como la chica beso su frente. Era la primera vez en más de 17 años que alguien besaba su frente y le miraba con tanta preocupación como aquella joven frente a él.

¿Era esa amabilidad lo que a su contraparte le había gustado de Phoenix Corduroy? De verdad ella era demasiado amable, a pesar de que se mostrará cómo alguien de actitud recta e indomable, le había mostrado algo que nadie en Reverse falls había visto, podía ser alguien dócil también.

Porque ahí estaba ella rogándole que no dejará de hablarle y convenciendole de ir con ella a vivir a la cabaña que él tenía en el bosque, como precaución si su tío llegaba a descubrir su plan por parte de la avariciosa Mabel. Desconocía el porque su perspectiva había cambiado pero se hacía una idea, tal vez era porque el había seguido el consejo de Will y había sido más abierto en cuestión de sus sentimientos.

Los ojos azules de la pelirroja examinaban a detalle la expresión de nerviosismo en el joven que le miraba una que otra vez a su escote, y que se sonrojaba cada vez que lo hacía. Lo miró tragar saliva, entre abrir su boca y, sobre todo lamer sus labios.

¿Cómo podía estar pensando en el cuerpo de ella en una situación así? Bueno, ella ni siquiera había mirado los cuadritos que tenía ni las marcadas entradas, cuando se quedaron en la casa del árbol.

Más aquello hizo que alzará una de sus cejas fingiendo sorpresa tras su rostro, haciendo al chico desviar la mirada totalmente tímido. Ahora que lo pensaba todas esas acciones le recordaban a William Cipher y se dió cuenta de que tenía demasiado en común con el demonio interdimensional.

─Lo siento, es solo que... tu marca es muy linda.

Ahora que recordaba, ella tenía una marca muy pequeña cerca de su escote, constaba de una luna menguante la cual siempre trataba de ocultar por pena, y por la ubicación de esta.

A pesar de ello tenía que seguir pareciendo tranquila o indiferente a la situación, justamente como solía ser normalmente, sin embargo se sentía mal por ello. Will le dijo que tenía que probar la vericidad en las palabras del chico cuando sin que el se diera cuenta movió su mano.

─Gracias, supongo.

Se encogió de hombros haciendo a un lado al chico frente a ella, volviendo a acercarse al balcón y seguir apreciando las vistas desde el cielo. Al menos ella lo considero así por la altura.

Tenían la vista perfecta donde el jardín, el cuál le pareció hermoso, tenían pavo reales que danzaban y jugaban en la fuente, hermosas rosas color azul turquesa que le causaban extraña calma y una que otra luciérnaga dando vueltas por ahí.

Su gesto se relajo y sonrió observando aquello, estaba realmente encantada con lo que veía y él heredero de la familia Gleeful con la belleza de la joven Valentino.

Bella y melancolía como las rosas de su jardín, peligrosa como las espinas, aromática e hipnotizante cómo su aroma.

Ahora que lo pensaba, se parecía demasiado a las rosas malditas que crecían en el jardín de los Gleeful, y eso le intrigaba.

─Tenemos prohibido ir a ese jardín, su belleza hace adicto al individuo que lo pise y lo hace dependiente de él ─Susurró en el oído de la joven, causando que está temblará.

─Yo..

─Entremos o lo que me matará será el frío ─Bromeó, en un tono un tanto distante haciendo a la joven de cabellos pelirrojos alzar una ceja.

─Si, entremos.

(...)

Observaba desde la ventana de la cabaña de madera las gotas de lluvia caer, ese día no estaba de humor, a pesar de ser conciente que tendría una visita de la joven pelirroja. Tal vez pensaba que su tío los encontraría y que acabaría muriendo justo como sus padres, pero la verdad era que tenía miedo de defraudar a la pelirroja y que se sentía solo sin su hermana gemela.

Acarició el lomo de su diario mientras se dejaba caer al sillón nuevo que había instalado, estaba demasiado agotado como para pensar en el plan que Will le comento o para organizar su contraataque que se durmió en aquel sillón.

Cómo heredero de la familia Gleeful, Siempre había tendido los poderes que cualquiera de ellos, por ejemplo proyección astral. Apresar de estar dormido estaba Investigando la biblioteca de su familia, mientras buscaba algo interesante que robar.

Caminaba de repisa a repisa, hojeba los libros que se encontraba y nuevamente los dejaba en su sitio, repitió el proceso hasta que encontró un libro interesante en la sección privada de su tío.

El diario número 1 y el número 3

Esos diarios escritos por un desconocido autor habían caído en sus manos durante la fiesta, de una forma Mabel había sido lo suficientemente lista como para poder robarle a Gideon Pines aquel diario y remplazarlo con una copia de este.

Sonrió de lado acercando su mano a uno, era demasiado sencillo ahora que se había escapado y no había nadie vigilando o eso lo creyó él. Oculto entre las sombras estaba William Cipher espiando cada movimiento que hacía el joven Gleeful, asegurándose que estaba de su lado y, con eso lo había concluido.

Lo estaba. Chasqueo sus dedos sacándolo de la mansión lo más pronto posible, y lo regreso a su cabaña en el bosque. El principio había sido un viaje astral, el resto fue la realidad.

Pegó un brinco al despertar de forma tan brusca de su sueño, comenzó a jadear agitado. Sin saber que aquello le había generado de nuevo ese extraño sentimiento a al persona que lo observaba, desde que llegó.

─Despertaste.

Un susurró hizo nuevamente al joven asustar, justo enfrente suyo estaba la pelirroja quien vestía de la misma manera que de costumbre: un suéter enorme y unos pantalones holgados, seguidos de unos tenis blancos con negros y su inseparables mochila.

Llevo su mano al pecho, aún agarrando aire asintío con su cabeza de forma calmada, para luego sonreírle.

─¿Estás bien? ─Pregunto la femenina mirándolo fijamente pensando en su Will se había excedido, pero luego el chico sonrió.

─Solo fue un susto, es todo.

La chica dejo salir un suspiro de alivio para luego abrazar al chico frente a ella. Era bastante rara su relación, no eran ni amigos ni pareja pero realmente se preocupaban por el otro y sentían la necesidad de cuidarse mutuamente, en especial ella a él.

Aquello dejo de piedra al joven, que cuando quiso corresponderle, la femenina se alejo de él plantando un beso en su mejilla desviando su mirada para la ventana al escuchar que nuevamente, gotitas de agua comenzaban a impactar contra ella.

Aquello dejo de piedra al joven, que cuando quiso corresponderle, la femenina se alejo de él plantando un beso en su mejilla desviando su mirada para la ventana al escuchar que nuevamente, gotitas de agua comenzaban a impactar contra ella

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𝘕𝘰𝘵 𝘴𝘰 𝘦𝘢𝘴𝘺•| Dipper Gleeful •| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora