REDAMANCIA

• Capítulo VII •

POSEIDÓN FUE VISTO caminando hacia la sala del trono con una mirada depredadora y fría en sus ojos, rostro tormentoso y tridente en mano.

Solo había dos dioses en la sala del trono. Atenea que lo miraba con su habitual mirada de superioridad y Zeus que lo miraba con aire de suficiencia sentado en su trono.

"Poseidón, ¡¿qué haces aquí?!" Zeus tronó.

Poseidón no respondió, en cambio optó por licuarse y al momento siguiente apareció frente a Zeus.

Zeus trató de defenderse, su brazo derecho se movió demasiado rápido para seguirlo, pero fue inútil. Poseidón ya había clavado el extremo de su tridente en el pequeño agujero de su defensa, Zeus no tuvo oportunidad de evitar el fuerte golpe.

Un fuerte crujido sonó en la sala del trono cuando Zeus fue arrojado al centro de la sala del trono, tosiendo sangre dorada.

"Te lo advertí, ¿no?" Poseidón preguntó con calma, caminando hacia Zeus relajadamente como si simplemente estuviera dando un paseo. "Te advertí, hermano, que no actuaras contra mi hija. ¿Pero escuchaste? Estas son simplemente las consecuencias de tus acciones".

En un instante, en lo que percibió como una distracción, Athena se dirigió hacia la espalda de Poseidón, con la espada desenvainada, con la intención de apuñalar sus órganos vitales.

Athena no vio venir el golpe o lo sintió cuando casualmente fue aplastada contra el suelo.

Zeus usó ese segundo para formar su propio ataque, el aire chisporroteó violentamente a través del aire mientras atravesaba el espacio en la dirección de los Dioses del Mar.

Simplemente se encontró con una pared de agua condensada que detuvo el ataque a la mitad y dejó a Zeus aturdido.

Otro estallido de poder y Poseidón ordenó a los vientos que desaparecieran, otro empuje dominante suficiente para catapultar a Zeus contra la pared. Las paredes se agrietaban y rompían bajo la fuerza del impacto, Zeus tosía más icor.

"¡Ella me humilló, Poseidón!" Zeus gritó con ira, odiando tener que explicarse.

"Ah, sí." Poseidón sonrió con orgullo. "Mi hija, parece haber heredado mi sentido del humor".

"También era su derecho". Poseidón sonrió amablemente, toda aguda intención asesina y nada de alegría. "Me importa menos lo que haces, Zeus, o a quién quieres matar. Sin embargo, te advertí que no tomaras medidas contra mi hija. No contra mi Amara".

"Así que ella es una semidiós". Zeus resopló con frialdad, antes de darse cuenta. "¿Me estás diciendo que derramaste mi sangre por el bien de un mestizo ?"

"Considerando que ni siquiera eres digno de lamer las botas de sus zapatos y menos de tratar de matarla. Entonces sí, de hecho lo soy".

Poseidón estuvo frente a Zeus en un instante, sus manos alrededor del cuello de Zeus, agarrándolo con fuerza.

Habría matado a Zeus, si no hubiera sentido la presencia de su hija en su mente tratando de contactarlo. Su intención de matar a Zeus se detuvo momentáneamente cuando suprimió al Rey de los Dioses, sus poderes mantuvieron a Zeus contenido cuando entró en su paisaje mental.

"Cambié de opinión. No quiero que tu papá me ahogue". Blaise comentó sobre la habitación, por lo demás tranquila y tensa.

El ojo derecho de Amara tembló peligrosamente. "¿Puedes dejar de llamar a mi padre así?"