𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦. 𝙖𝙢𝙤𝙧.

70 9 0
                                    


Desperté en los brazos de Peter, habíamos pasado la noche viendo películas, pero para la última me quedé dormida, pero cómo no hacerlo, las caricias de Parker eran el paraíso, bueno, a su lado ya estaba en el paraíso.

— Buenos días, bonita.—plantó un beso en mi frente.— ¿Cómo dormiste?
— Muy bien, ¿y tú, cariño?—entrelacé mi mano con la de él.
 — De maravilla, esto de no tener crimen este tiempo, y estar contigo la verdad me sienta muy bien, aunque extraño un poco la acción.
— Coincido.
— ¿Ah sí?—en un movimiento ágil terminé debajo de Peter quién tenía una sonrisa de oreja a oreja.— ¿Y si tenemos un poco de acción solos?
— Eso sería muy buena idea, siempre tan inteligente mi chico.—rodeé su cadera con mis piernas apegandolo más a mí.

Aquellas caricias que lograron que me duerma anoche, se transformaron en caricias de mi perdición en estos momentos logrando estremecerme ante su tacto. Tenerlo tan cerca de mí hacia que nuestras respiraciones se mezclaran, y estaría mintiendo si digo que no me enloquecía notar como la suya cambiaba por la agitación. Nuestras prendas se iban desapareciendo poco a poco, y si ya el momento con él era perfecto, quedar ambos en ropa interior y observarnos por minutos de esa manera era precioso. Sí, muy cursi, pero la primera vez que estuvimos juntos de esta forma también lo hicimos, y jamás nos cansamos de apreciar el cuerpo del otro, aunque claro está, ambos diferiamos en nuestras acciones al admirarnos en pequeñas prendas, él siempre mordía su labio inferior constantemente, y yo solo suspiraba y sonreía.

— Gané la lotería contigo.—Peter procedió a desabrochar mi sostén, permitiéndose iniciar un sendero de besos de mi cuello hasta mi viente, no sin antes jugar un rato con la sensibilidad en mis pechos.— Te amo.

Peter siempre decía eso cuando está por llevarme al infierno, pero no por tener un sexo horrible, todo lo contrario, fue como una vez me dijo; "vivo en el paraíso contigo, pero cuando hacemos el amor, viajamos al infierno, porque ese es nuestro lugar para tanta lascivia y pecados."

—Te amo.—respondí.


Parker comenzó a preparar mi feminidad con su lengua deslizándose por toda mi vulva.

— Te necesito.
— ¿Mucho?
— Mucho.

Se acomodó para deshacerse de su bóxer, por ello mordí mi labio, no había nada que no estuviera bien él, y vaya que Spiderman estaba realmente cargado.
Ambos nos movíamos con delicadeza, apreciando cada gesto por placer del otro. La habitación se inundaba de nuestros gemidos y jadeos. Y realmente agradecía que Peter usará un buen traje que lo ocultara bien, porque fácilmente con los rasguños que realizaba cada vez que lo hacemos, pensarían que es fácil de meterse en problemas con Spiderman, pero lo único que jodía Spiderman en estos momentos era a mí.

— No pares, no pares...
— No lo haré. Eres mía.

Peter cambiaba muchísimo cuando lo hacemos, se volvía muy dominante, y mentiría si digo que no me gustaba.

— Mía.—gruñó cerca de mi oído, acto seguido marcó un poco mi cuello.— Te amo.—nuevamente aprovechó su fuerza y agileza para sentarse en la cama, y sentarme sobre él, movía mis caderas como le placía hasta que ninguno aguantó más y terminamos nuestro acto amoroso.
— ¡El increíble hombre-araña!—Peter soltó una carcajada dándome una buena nalgada.
— Me encantas tanto, brujita.




ANOMALIA | PETER PARKERWhere stories live. Discover now