- Shuichi, ¿paso algo?.. - pregunto Kaede, acercándose a el mencionado.

El mencionado levantó la cabeza al escuchar su nombre, negó con un movimiento lento de cabeza.

- Si hubo algún inconveniente con ese chico yo puedo golpearlo por ti - informo Tenko, saliendo de detrás de la rubia y con una gran sonrisa.

Shuichi volvió a negar con un movimiento lento de cabeza - No es necesario, solo que.. - apretó sus labios por un momento, bajando su tono de voz - creo que le gusta alguien más. Un chico vivo. -.

- Oh, pero no podemos estar seguros de eso, puede que solo sean amigos o conocidos - dijo Kaede, nerviosa.

- Tienes razón... pero aun así no puedo descartar esa idea, perdon - 

La rubia solo se le quedó mirándolo, y volteo a ver a la chica de trenzas en busca de ayuda, pero lamentablemente Tenko no estaba preparada para aquello. 

- Eso no importa, además, tú eres mil veces mejor que ese chico, ¡estoy segura! - la chica de trenzas mostró una sonrisa para disimular su nerviosismo por haber dicho lo correcto.

- Pero él está vivo y yo estoy muerto, Tenko -

- ¡Pero Rantaro podría conocerte mejor, así vería lo genial que eres y de seguro va a querer quedarse! - ánimo Tenko, sentándose a un lado del de ojos miel.

Shuichi se mantuvo en silencio y después de unos segundos volteó su cuerpo hacia el reposabrazos del sillón, recostando su cabeza y brazos ahí, las dos chicas se miraron en busca de algo más por decir.

- Estoy segura de que si Rantaro te conociera mas, podrian ser una buena pareja- le susurro Kaede con una sonrisa en un intento de animarle y colocando un mechón detrás de su oreja al de cabellos prusias.

En realidad, Kaede no estaba segura de que eso pasase ya que sabía que ese tipo de relaciones no eran normales ni mucho menos estaban bien, pero le importaba más el animar a su amigo que lo que pasará o pensaran los vivos.

Con eso Kaede y Tenko decidieron irse, para darle espacio a Shuichi.

. . .

Ouma se encontraba caminando de un lado a otro mientras mordía su dedo pulgar como signo de frustración.

- ¡Mamá, tienes que creerme! Rantaro se casó con un cadáver, se que digo mentiras seguido ¡pero esto es verdad! - le volvió decir a casi gritos Ouma a su madre.

El peli morado había llamado a su madre a su cuarto después del encuentro con el que iba a ser su futuro esposo y el chico muerto, para informarle pero por las emociones que tenía en ese momento no pensó en la idea de que su mama no le creería en lo absoluto y lo descartaría por otra de sus tantas mentiras.

- De seguro es una de tus tantas mentiras para no casarte - suspiro cansada la señora, cerrando los ojos.

- ¿Qué?.. -

- Sería mejor que descanse, - intervino la sirvienta de la casa, quien estaba en la misma habitación que esos dos, la misma toco las manos del menor guiandolo cerca de la chimenea de su cuarto - esta temblando, le traeré algo con que cubrirse. 

 - Mejor traele una camisa de fuerza, sus mentiras hicieron que se volviera loco.- su madre se dirigió hacia la puerta del cuarto, saliendo de este - Ven Kirumi. 

La mencionada salio tambien, no sin antes darle una mirada de preocupación a el menor de la habitación para luego colocarse a un lado de la que era su jefa, la madre de Ouma sacó una llave y cerró la puerta para luego escucharse el mecanismo de la puerta impidiéndole su (casi) única salida. 

- Maldita sea.. - murmuró seguido de desviar a ver su cobija y las puertas de cristal que daban hacia su balcón.

Se mantuvo quieto mientras pensaba en lo que podría hacer ahora con esas dos cosas y finalmente, creo una idea algo alocada pero que serviría para conseguir respuestas a sus preguntas, y para eso necesitaba de al menos alguien que le crea y no lo tache de loco, por lo que decidió por ir con el padre de la Iglesia y decirle su situación; pensaba que también lo juzgaria pero mientras pudiera sacarle aunque sea algo de información estaba bien.

Tomo rápidamente su cobija y abrió las puertas del balcón seguido de salir y lanzar la cobija, no sin antes haberlo amarrado a uno de los pilares de concreto.

- Solo espero no romperme algo..
T

enía miedo de eso, debido a que la cobija no alcanzaba a llegar tan cerca del suelo como él quería y su altura no ayudaba.


Al empezar a bajar se encontró con otro problema, su padre estaba cerca de la ventana  de su cuarto, por suerte estaba distraído en su reloj de bolsillo, pero eso no era un consuelo cuando estas a punto de escaparte, por mientras bajo lo más cuidadosamente posible sin hacer un ruido mayor que llamará la atención.

Y agradecía que su madre lo haya llamado a dormir para finalmente soltarse, y como lo esperaba, le había dolido la caída un poco pero nada grave que no le  impidiera seguir, asi que empezo a correr hacia la iglesia en la que seguramente estaría el padre y le brindaría una respuesta a todo eso.


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holaap, pensaba agregarle un poco más a el final de este capítulo, pero creo que queda mejor así.

Esperó actualizar pronto, ya tengo un poco avanzado el otro capítulo 🐑👍.

Esperó les haya gustado

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