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Lo primero que sintió al llegar fue un empujón que lo hizo retroceder.

- ¡Me mentiste! - Shuichi lo miraba con el ceño fruncido - solo me utilizaste para ir con ese otro chico

- Pero tú eres el otro chico -  susurro Rantaro, desviando la mirada. 

- ¡No!, tú te casaste conmigo, él es el otro chico - Shuichi dio media vuelta, dándole la espalda.

- Él tiene razón - dijo Korekiyo, recargándose en el púlpito y observándolos atentamente.

Rantaro lo miró por unos segundos, volviendo su mirada al de cabellos prusias y acercándose a un paso algo lento.

- Perdón, Shuichi, - hizo una pausa, dando un suspiro - Pero esto no funcionará -

El mencionado volteó su cabeza un poco, para ver de reojo a su pareja - ¿Por qué no? -

- Porque, somos diferentes - el peliverde hizo una pausa, mordiendo su labio inferior, pensando en qué palabras debería utilizar para no hacer sentir tan mal al contrario - quiero decir, tu estas muerto y yo estoy vivo; si lo piensas bien eso es raro y es algo, muy loco a decir verdad -

- Entonces debiste pensar eso antes de casarte conmigo - el de ojos miel volteó su cabeza a su posición inicial. 

- ¡Fue un accidente, Shuichi! Jamás me casaría contigo - 

El de ojos miel sintió una punzada en su pecho e inmediatamente notó que empezó a ver algo borroso debido a las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos, llevando su mano para quitarlas, se quedó un momento así, limpiando sus lagrimas que al parecer no iban a dejar de salir por un tiempo más, comenzó a caminar hacía las escaleras, evitando que los dos que estaban en la misma habitación le observarán el rostro y se las arregló para despedirse y agradecerle a Korekiyo por su ayuda.

Rantaro por su parte se arrepintió de sus palabras al instante, pero ya era demasiado tarde porque Shuichi se había ido cuando quiso explicarle o disculparse.

Korekiyo solo se le quedó mirando por unos segundos, seguido de empezar a recoger las cosas que había utilizado.

El peliverde lo volteó a ver, y aunque no lo dijera sospechaba que solo estaba diciendo en su mente lo mal que había hecho en decir eso.

· · ·

Shuichi llegó una casa algo desgastado en donde residía junto con sus dos amigas, Tenko y Kaede, las cuales se encontraban sentadas en un desgastado sillón, preparando la siguiente presentación que harían en el bar. 

- ¡Ah! Shuichi, bienvenido ¿Como te fue con Rantaro?- dijo la rubia, sonriendo emocionada al ver a su amigo entrar.

Pero Shuichi solo paso de largo casi corriendo y yendo a lo que era la parte trasera de la casa, que es donde estaba el jardín.

- ¡Eh! ¡Shuichi! - lo llamo Tenko, pero también pasó de largo - que extraño.. - 

La rubia solo apretó los labios por un momento - Tal vez paso algo con Rantaro.. - susurro, antes de pararse a seguir a su amigo.

Shuichi al llegar al jardín, se dirigió a un sucio y desgastado sillón que estaba ahí.

Se sentó en el sillón mientras se quitaba su velo, mirándolo detenidamente y observando los pequeños adornos que tenía, tocando algunos con su mano que estaba en estado de putrefacción.

corpse brideWhere stories live. Discover now