Capítulo 9: Sorpresas

10 1 1
                                    

Ugh. Ya es miércoles. ¿Por qué no se termina más rápido la semana?

Desperté. Me saqué el pijama y me puse el horrible uniforme. No tenía ganas de peinarme, así que aplaste un poco el frizz de mi pelo con mis manos y lo até en una coleta alta. No me gustó como me quedó, así que cambié la coleta por un lindo gorro de lana negro. Y la verdad me quedó bastante bien, por lo menos mejor que esa fea coleta.

Ayer, hablando con las chicas, ellas me contaron que se hospedaban en la misma casa, por lo tanto iban juntas a la escuela. Emma tiene registro de conducir, así que ella y Sarah van en auto. Cuando supieron que yo voy caminando y que de casualidad les quedo de paso, casi me gritan por no habérselo dicho antes. Así que ahora voy al colegio en coche gracias a Emma.

Bajé a la cocina a desayunar, terminé, me lavé los dientes, fui en busca de mis cosas y me senté en la vereda a esperar por el auto.

Enseguida llegaron. Ellas sí son puntuales. Subí atrás.

-Ey, quería ir adelante.-le dije a Sarah poniendo cara de perrito triste. Ella, que estaba en el asiento del copiloto, me mostró la lengua y rió.

-Bueno, ya que tenemos tiempo, perfeccionemos la broma.-dijo Emma.

Ayer, ellas me contaron de la broma que tenían pensada para que le haga a Laura en la JokeWar, y la verdad es que es muy buena. No sé si es exactamente una broma pero de seguro la va a hacer enojar, y mucho.

-De acuerdo, pero primero, deben conocer las tres reglas.

-¿Quién pone reglas para una guerra de bromas?-preguntó Sarah.

-Nosotras. Bueno, la primera regla es: No hacer bromas que pongan a la otra en un riesgo físico extremo.

-Eso está bien. No quisiéramos que terminaras con una marca en la piel para siempre o algo así.-dijo Emma, tan sensible como siempre.

-Regla 2: Las bromas se hacen por turno y empieza quien haya declarado la guerra.

-O sea que te toca a ti lanzar la primera broma, ¿cierto?-repuso Sarah.

-Exacto. Y la regla 3 es: En caso de hacer una broma cuando no es el turno, la otra tiene derecho a lanzarle un globo de agua relleno con cualquier sustancia líquida a la penalizada sin que cuente como broma.

-Es decir, ¿hasta con orina?-preguntó la conductora asqueada.

-Incluso con orina de perro.-respondí.

-Qué asco.-exclamaron totalmente disgustadas mis amigas.

-Es el precio por romper las reglas.

Llegamos a la escuela. Emma estacionó y nos bajamos. Apenas entramos, vimos un grupo de chicas alrededor de la cartelera de anuncios, pero teníamos prisa por ir por nuestras cosas, así que no le dimos importancia. Nos enteraríamos más tarde.

Nos separamos en un pasillo para ir cada una a su respectivo casillero. Llegué al mío, hice lo que tenía que hacer y cuando estaba por irme, Nat llegó corriendo.

-¿Acaso soy mala amiga? Dime, porque decido quedarme todo el día contigo y tú te vas.

-Ay Nat, lo siento mucho.

-No importa, de todos modos no estuve sola, la pregunta es, ¿con quién estuviste tú?

-Oh, ayer cuando te fuiste me encontré con las dos chicas nuevas y estuve con ellas todo el día. Adivina qué, ¡ellas eran mis amigas en New York! Nos conocíamos del kínder. Qué coincidencia, ¿no?

-Me alegro por ti Zoe. ¿Entonces puedo estar más tranquila de que si no estoy contigo no estarás sola?

-Por supuesto. Sé libre cual pájaro. Ahora soy poeta, ¿sabes?

Troublemakers [Pausada]Where stories live. Discover now