Capítulo 5

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Si de por si normalmente me costaba dormir, ahora mi insomnio era prácticamente habitual. Hacía noches que ni si quiera dormía porque sentía muy vacía la cama. A pesar de las mil y una peleas que habíamos tenido Ian y yo, nunca me dejaba dormir sola, claro está que ninguna pelea había sido como esta. 

Como prometió, durante la siguiente semana recogió sus cosas y se marchó sin decirme adiós, pero para ser justos tampoco me merecía una despedida.

Miraba el choque del mar contra la arena mientras el cielo se oscurecía y la taza de té me calentaba las manos y por primera vez en mucho tiempo me odié por sabotear mi vida a la primera de cambio. Por fin mi vida iba bien, pero tenía que fastidiarlo todo con ese libro y ahora volvía a estar sola, perdida y hundida en mis pensamientos.

Escuche el timbre de la entrada y me levanté de la arena para ver quien era. Me aproximé hasta la puerta y detrás de ella me encontré con Jessie, mi compañera de trabajo.

—¿Te has mirado al espejo Sara?—Me preguntó mientras dejaba su bolso sobre el sofá.

—No está tan mal—Le dije acomodándome el moño que me había hecho esta mañana, aunque pensándolo bien puede que haya sido ayer.

—Vístete, nos vamos de fiesta—Dijo sentándose en el sofá.

—Jess, no quiero sal...—Antes de que terminara la frase me interrumpió.

—¿Crees que me importa lo que quieras?—Me preguntó—Llevas toda la semana huyendo de todos y de todo, vas a salir de fiesta conmigo y me da igual lo que pienses. 

—Pero quizás Ian vuelva...—Susurré

—Cariño, no sé que habrá pasado con Ian, pero lo que sé es que llevas toda la  vida esperando por hombres, primero por tu padre, luego por Aiden, ahora por Ian, que les follen a todos.

—Jess, necesito descansar—Le dije y ella negó con la cabeza.

—Lo que necesitas es salir de fiesta y cogerte una borrachera que mañana por la mañana ni si quiera te acuerdes de tu nombre, así que subes a tu cuarto y te vistes. Como en diez minutos no estés vestida, te llevo así como estás—Me espetó.

...

La música retumbaba por todo el ambiente y a pesar de estar al aire libre, el hedor a sudor se extendía al rededor del cúmulo de gente. 

Jessie bailaba junto a mi en medio del barullo, a pesar de al principio negarme, después de la segunda copa empecé a soltarme hasta el punto que nos encontrábamos ahora ambas bailando con desconocidos que arrimaban su cuerpo hasta rozar los nuestros.

—Tía—Gritó Jess con mala cara—Voy a potar—Según las palabras salieron de su boca, potó. La gente de nuestro alrededor se disipó y miraron a Jess con mala cara.

—Vamos a coger un poco de aire—Le dije dirigiéndola hacía la orilla, donde no había tanta gente. Le mojé un poco el cuello y la cara y noté como se sentía un poco mejor.

—Ya me siento mejor—Dijo—¿Volvemos?—sonrió a la vez que lo decía, como un niño pequeño que se cae con la bicicleta pero hace que no le duele para que sus padres no se la quiten.

—Pero no vas a beber más—Le dije y ella asintió.

Al rato de volver donde estaba toda la gente, Jess se encontró con su ex y ambos desaparecieron entre la gente.

Miré a mi alrededor sin saber muy bien que hacer, así que me acerqué a la barra y empecé a pedir chupitos hasta que perdí la cuenta de cuantos llevaba. Al mirar la hora me di cuenta de que ya eran casi las 2 am.

Esclava de tiWhere stories live. Discover now