𓏲 Capítulo 30

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Para ser honesta, en un momento de su relación trató de mentalizarse que tal vez, un día tenía que pasar, especialmente porque Mina era muy curiosa, solo que nunca se preparó para escucharla.

— ¿Estás segura de eso? — cuestionó, tomando el rostro de la mayor entre sus manos, dejando un casto beso sobre sus labios con suavidad.

Mina asintió con una media sonrisa, satisfecha con la respuesta positiva de su novia. Una parte de ella la empujaba a arrepentirse, temerosa a las nuevas sensaciones que iba a experimentar, temerosa, pero mayormente estaba segura de que quería hacerlo, sabía que Chaeyoung no le haría daño y trataría de comprenderlo a pesar de que ambas eran primerizas en esa nueva dinámica que tal vez podría suceder con más frecuencia, y de cierta forma, eso la emocionaba.

— Haré que te sientas muy bien, Mina — murmuró en su oreja y sonrió ampliamente antes de empezar a besarla con profundidad, permitiendo segundos después que sus lenguas fueran partícipes de ese caliente y significativo beso.

Mina empezó a despojarse de su ropa lentamente con la ayuda de Chaeyoung quien muy pacientemente se tomaba el tiempo de tocarla con delicadeza, regalándole caricias que la hicieron suspirar más de una vez, justo como ella sabía hacerlo.

Chaeyoung estaba tan nerviosa como ansiosa, no lo había dicho en voz alta, pero le parecía demasiado excitante tomar el rol de activa; nunca lo había pensado hasta que Mina lo comentó, y a partir de ahí, la curiosidad se había apoderado de ella, se lo había planteado como una posibilidad, y claro que no estaba segura de nada, no sabía cómo hacerlo, pero sabía lo suficiente para intentarlo, solo debía hacer lo que Mina hacía con ella, no era tan difícil, ¿verdad? Al menos quiso convencerse de eso para no detenerse.

Los jadeos se hicieron notar, escuchándose en toda la habitación como un susurro demasiado alto que se mezclaba con cortos suspiros cargados de satisfacción. Agradecieron que Jihyo decidiera pasar la noche afuera, a lo mejor ya sospechaba que ellas estarían muy ocupadas, y por eso les dejó la casa; sea como sea, estaban muy lejos de guardar silencio. Chaeyoung inició un camino de besos que inició desde la suave mejilla de Mina, dejando algunas lamidas ahí, cosa que logró excitar completamente a la pelinegra. Siguió bajando por su cuello con mucha lentitud, subiendo ocasionalmente a sus labios hinchados, amortiguando algunos roncos gemidos que la excitación provocaba, se detuvo en su cuello por unos segundos, deleitándose con su piel, dejando leves marcas debido a la fuerza en la que sus labios succionaban la zona.

Adoraba marcarla de esa forma.

Mina respiraba agitada, sus manos moviéndose sobre el delgado cuerpo de la rubia con urgencia, ansiosa por tocarla, por hacerla gemir también, pero algo le decía que Chaeyoung no dejaría esta vez que ella tomara el control.

— Quítate eso — pidió, Mina en el momento en el que sus ojos hicieron contacto, tocando la orilla del pantalón de dormir de la menor — Ahora.

Chaeyoung sonrió y bajó sus pantalones, dejándolos tirados a un lado de la cama. Mina relamió sus labios al verla buscar su nuevo juguete el cual realmente tenía un buen tamaño, replanteándose de nuevo si estaba segura de continuar, debatiéndose entre asustarse o desearla con más ganas. No sabía qué tan a gusto se sentía Chaeyoung con todo eso, pero no parecía querer detenerse, es más, parecía muy emocionada y concentrada, admirando su cuerpo como siempre hacía, tocando sus brazos, sus piernas y su pecho con mucha lujuria.

Momentos después, sintió los labios de Chaeyoung bajar desde su pecho hasta su ombligo, sintiendo su húmeda lengua de vez en cuando moviéndose con sensualidad sobre su ahora caliente piel, causándole una serie de escalofríos que recorrieron su cuerpo con rapidez, sintiéndose temblar ella misma ante la excitación acumulada.

❝ Forbidden ❞ || MichaengWhere stories live. Discover now