𓏲 Capítulo 24

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El atardecer se hizo paso rápidamente, coloreando el cielo de tonos naranjas y oscuros junto a una agradable brisa que golpeaba contra las ventanas cerradas de la habitación de hotel en la que Mina seguía durmiendo, sintiéndose un poco más relajada luego de que la señora Son se tomó el tiempo para encargarse de sus golpes, curándola con algunas pomadas para desinflamar y con medicamento para el dolor.

Mientras se hacían cargo de ella, por ningún motivo quiso que Chaeyoung entrara a la habitación y la viera en esas condiciones, sabía perfectamente que se veían fatal sus golpes, y aunque al principio, Chaeyoung protestó porque quería quedarse a su lado, obedeció a final de cuentas, resignándose para no incomodar a la japonesa. Momo y Nayeon se mantuvieron a su lado como apoyo, dándole ánimos y tratando de distraerla en un intento de tranquilizar sus nervios, aún sin saber exactamente qué estaba sucediendo, pero de seguro, luego les contaría.

Chaeyoung entró a la habitación varios minutos después de que su madre salió, encontrándose con Mina profundamente dormida boca abajo. Caminó con sigilo hasta ella y se sentó en la orilla de la cama, dándose cuenta de que la blusa se le había levantado levemente, dejando al descubierto algunos de los golpes que había recibido en la zona. Mordió su labio inferior, reprimiendo las ganas de llorar al notar lo mal que se veían las marcas en sus brazos y espalda baja. Bajó la blusa con cuidado y se recostó a su lado en dirección a ella, apartó los cabellos que caían por su frente, dejando sutiles caricias en su rostro y cabello hasta que cerró sus ojos poco a poco, cayendo dormida sin apartar sus manos de la cabeza de su novia.

Un par de horas después, Mina abrió sus ojos lentamente, encontrándose con que ya había oscurecido, siendo una pequeña lámpara la única que iluminaba la habitación. Al intentar movilizarse, sintió un peso a su lado, reaccionando casi al instante de que se trataba de Chaeyoung. Suspiró mientras negaba con la cabeza por la desobediencia de su novia, pero ya no podía hacer nada, de seguro la había visto.

Se levantó lentamente con el cuidado de no despertarla, percatándose de que apenas eran las siete de la noche; caminó hacia el baño y refrescó su rostro con agua, vio sus brazos y la inflamación había bajado considerablemente, además de que ya no sentía el cuerpo tan adolorido, solo era un leve dolor muy lejano, casi desapareciendo. Se apoyó en el gran lavabo del baño, mirándose atentamente en el espejo, pensando seriamente en qué haría, ya no sabía si podía regresar a casa, y por nada del mundo quería incomodar a los Son, mucho habían hecho por ella al atenderla y dejarla quedarse.

Pensó en su hermana, sintiendo la preocupación llenarla completamente al no tener ninguna noticia sobre ella, solo esperaba que todo estuviera bien.

— ¿Mina? — Chaeyoung se detuvo en el umbral de la puerta del baño al ver la luz encendida — ¿Te sientes mejor? ¿Necesitas algo más? — cuestionó, preocupada por su bienestar.

Mina le regaló una sonrisa dulce en un pequeño intento de no preocuparla. Secó sus manos en una toalla y se dirigió a ella, acercándola en un cálido abrazo.

— Estoy mucho mejor, casi no duele — respondió, restregando su mejilla en el cabello rubio de la menor.

— ¿Casi? Eso quiere decir que todavía no estás bien — habló, levantando un poco la cabeza para mirarla mientras hacía un puchero.

— Ya, no me mires así — rió la mayor, apretando con sus dedos los labios de la coreana, causando que se quejara por lo bajo mientras fruncía el ceño.

Chaeyoung se soltó de los brazos de Mina y tomó su mano, guiándose a la cama. Se acomodó con la espalda pegada al respaldo de la amplia cama, viendo atentamente como Mina se posicionaba a horcajadas de ella, ambas en total silencio, sabiendo con anticipación las preguntabas que ese silencio significaban.

❝ Forbidden ❞ || MichaengWhere stories live. Discover now