—Hola papá. —Le saludé y este asintió con la cabeza.

—Como están señores. —Mencionó Jacob observando a mi padre y a mi madre en forma de saludo.

—¿Pero que ha pasado? —Dijo mi padre manoteando. Se le notaba indignado.

Estaba a punto de responder que todo había sido mi culpa, pero, Alyssa lo hizo por mi antes de que yo pudiese decir alguna palabra.

—Un imbécil. —Soltó sin más y fueron las primeras palabras mientras me perforaba con sus hermosos y brillantes ojos. —Me ha golpeado con el balón de voleibol en la playa.

—Pero que incompetente. —Esta vez fue la voz de mi madre, me sentí irritado de tan solo escucharla. —Pudo haberte hecho una fractura. Aunque, a simple vista puedo notar que te encuentras bien.

Solté una carcajada sin ganas al notar su aparente preocupación por mi novia. Siempre queriendo quedar bien ante todo el mundo.

—Joder, olvidaba que mientras engañabas a mi padre también ejercías la enfermería, ¿No es así?

—Por Dios Andrew...—Mi padre se tocó el puente de su nariz.

Un silencio se instaló en la habitación.

—¿Acaso no he dicho algo que no sea cierto? —Observé a todos en la habitación.

El silencio permaneció y mi sonrisa falsa aún no se borraba.

Mi padre salió de la habitación sin decir ni una palabra más, fue entonces cuando mi madre decidió romper el silencio. A pesar de que ella era la menos indicada para hacerlo.

—Les traeré un poco de jugo. —Pude notar sus ojos vidriosos. Pasó por mi lado con cabeza baja.

—¿Podría quedarme a solas con mi novia un momento? —Dije estresado.

Jacob salió al instante mientras mi hermana me sostenía una mirada desafiante. Sabía que se encontraba enojada conmigo por lo que había sucedido y aún más por las palabras que le había acabado de decir a mi madre, pero, ¿Qué culpa tenía yo? Prácticamente me obligaban a estar en el lugar donde claramente no me sentía cómodo. No soportaba estar siquiera cerca de mi madre y ella lo sabía.

Justificaba su enojo por lo que había pasado con Alyssa, pero no iba a justificar mi actitud cada que estaba junto a mi madre y ella lo sabía perfectamente. También sabía que me encontraba cabreado y sabía que no intentaría discutir conmigo. Ella optó por fulminarme con la mirada mientras al igual que Jacob, también salía de la habitación. Cerré la puerta y me acerqué hasta Alyssa. Ella no dijo nada, simplemente me observó atentamente mientras tomaba asiento a su lado. Le di la espalda por un momento y mis codos se posicionaron en mis muslos mientras mis manos sostenían mi cabeza.

Sentí que la respiración me fallaba. Mis ojos comenzaron a ver borroso. Joder, estaba a punto de llorar.

—Lo lamento. —Dije. —Lo lamento tanto. Me preocupé por ti, no respondías mis mensajes y yo solo quería saber cómo estabas, lamento que por mis acciones te haya sucedido esto pero yo...—Tomé aire. —Yo solo intento protegerte... No me perdonaría si te pasara algo.

Sentí sus manos cálidas posarse en mi espalda. Masajeó suavemente y con un pequeño esfuerzo de sus manos me indicó que girara levemente hacia ella. Lo hice y mis ojos rojos y desesperados la miraron pidiendo una disculpa. Me sentí muy gilipollas cuando al observarla, pude notarla levemente bronceada con su nariz vendada a causa del golpe, su cabello despeinado y su mirada triste.

Tomó una de mis manos entre las suyas. Mis ojos se dirigieron hacia su pulsera con dije de corazón y el recuerdo de nuestra caminata al Gran Cañón se hizo presente en mi memoria. La pulsera que era el significado de nuestra disposición al estar juntos, nuestro amor, nuestra fuerza.

Del Amor Al Odio II ©Where stories live. Discover now