☀️🔸️capitulo VIII 🔸️☀️

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¿Vieron esos momentos donde están durmiendo tan plácidamente y de un modo tan random que quieren saber como llegaron a eso? Pues eso es lo qué me pasaba a mi.

Realmente no sabía cómo mi mente maquinaba tales imágenes o sólo era consecuencia de estar en el reino de Morfeo pero que todo lo que soñé luego tenga bloopers es bastante raro para los estándares de mis sueños.

Pero como saben los sueños tienen que terminar de una forma u otra. Desgraciadamente no me gustaba que me despierten contando que me puedo despertar de mal humor y seamos sinceros, a nadie le gusta despertar de mal humor. Simplemente es insoportable

Cuando abrí los ojos lo hice sin ganas, no quería levantarme pero la mano que me sacudía y la voz que me llamaba no iba a dejar que vuelva a dormir

Con los ojos entre cerrados levante la mirada para ver a un muchacho rubio cenizo delante de mi. Una sonrisa de amabilidad junto ternura me dio la bienvenida al mundo de la vigilia y por un momento mis neuronas no habían conectado que estaba en la cabaña de Hermes así que por poco le doy un puñetazo que le hubiese roto la mandíbula pero gracias a los dioses eso no paso

—buen día Anthony-San—le dije con un bostezo de por medio. El muchacho no había dejado de sonreír con una mirada de ternura

—buen día campeón—saludo—vamos, hay que ir a cenar—dijo. Asentí aún con el cuerpo cansado me levante. Bast también se levantó al verme parado. El adolecente con un grito llamo a toda la cabaña junto a un par de palabras más todos estábamos formados de acuerdo a la antigüedad, siendo Anthony el primero y yo el último lugar. Todos caminamos por el valle, en el camino nos encontramos con las demás cabañas hasta que todos llegamos al pabellón comedor

Al ver el lugar pude ver aquellas doce mesas mientras una gran fogata de unos cinco metros de alto resplandecía y calentaba el aire a nuestro alrededor

Todos nos habíamos sentado en aquellas mesas de picnic, todas con manteles blancos y pequeños bordados del símbolo de los dioses a las que pertenecían. Yo me había dentado a lado del Capitán de cabaña y otro chico muy parecido. Lastimosamente tener a catorce personas sentadas en una sola mesa no es muy combatiente, los problemas de espacio ya están comenzando

Si solo pudiera alargarla un poco más...

Mire a mi alrededor. Todos hacían algo en vez de mirarme

De un toque discreto de mis dedos y un solo "extend" en un murmuro en latín la mesa de alargo lo suficiente para que todos en la mesa se sentarán. Algunos de ellos miraban al señor D o hablaban entre ellos preguntándose si fue el o si Hermes fue quien alargo la mesa.

De todas formas no lo sabrían, bueno, si es que le preguntan al Señor D, pero no creo que lo hagan.

Unos minutos de charla pasaron hasta que Quirón se levantó, y camino hasta estar delante de todos nosotros el coceo el suelo de mármol blanco con su pezuña terminando con la charla por unos cuantos segundos todos estábamos callados

El medio equino levantó la copa y brindo:

—¡por los dioses!—todo el campamento tomo su copas y brindo juntos cuando un gran coro de voces

Ninfas comenzaron a salir del bosque. Entre sus manos, bandejas repletas de deliciosas frutas, queso y carne era lo que ofrecían a cada una de las mesas por las que pasaban

Cuando creí que todos comenzarían a comer se levantaron con sus platos en mano y caminaron hasta ponerse delante de la enorme fogata. Uno por uno contaron a tirar a las doradas llamas porciones de su comida. La manzana más roja, la carne más jugosa, el pedazo de queso más grande. Toda la comida que era más apetecible y bonita la tiraban al

renacer en un mundo semidivino Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ