Capítulo 1

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*6 años más tarde*

Dicen que después de la tormenta llega la calma o como muchas veces me gusta decir a mi, después de la tormenta la calma nunca dura mucho, quizás después de esa tormenta llegué un vendaval y terminé por rematarte. 

Durante los años siguientes a lo que vamos a llamar "nuestro encuentro", me pregunté todas las noches porque a pesar de ser el amor de su vida, a pesar de los mil y un te amo que me dijo, a pesar de todo, me pregunté el por qué nunca me buscó. Mantuve y sigo manteniendo el contacto con sus padres y con Max, nos visitan todos los veranos para cerciorarse de que todo va bien y se han convertido en parte de nuestra familia, pero él nunca más me buscó. Solo sé por Isabel que estudio ciencias marinas y que estaba bien.

Al pasar el tiempo y gracias a la ayuda de mi psicólogo me di cuenta de que quizás nunca tuvimos más que atracción sexual, la atracción a lo prohibido y a lo que no se puede tener, simplemente un cúmulo de hormonas que explotó y confundió nuestras vidas.

A pesar de todo, durante al menos dos años miré mi móvil cada cinco minutos, revisé sus redes sociales y no cambié de número, por si él decidía volver y que equivocada estaba.

Han pasado 6 años y a pesar de que el tiempo no todo lo cura, calma el dolor y he aprendido a vivir dejando de lado la inseguridad de que me cambiarían. Terminé mi carrera y finalmente me di cuenta de lo que amo escribir y lo poco que me gusta estar en una oficina o lejos del mar.

Marie se casó hace unos meses con Steve y a pesar de todo lo que pasó, actualmente estoy viviendo con Ian, en mi casa, donde me crie.

—Buenos días princesa—Ian acarició con sus labios cada centímetro de mi cara, dejando un rastro de besos hasta mi cuello.

—Buenos días—Le deposité un pequeño pico en los labios.

Ian fue descendiendo con sus labios hasta mi vientre y nos perdimos entre las sábanas.

...

—¿Preparada para el día de hoy?—Me preguntó Ian sonriendo mientras salía del agua aún con el neopreno empapado.

—Solo iré a ver a Marie—Le dije y él sonrió cuando le di la espalda para que me desabrochara el neopreno. Cuando bajó la cremallera depositó varios besos en mi espalda.

—¡Es el cumpleaños de tu padre!—Exclamó Ian—Y tengo que trabajar todo el día.

—Pero cenaremos juntos, los tres—Le susurré mientras nuestros labios se unían.

—Acuérdate de pasarte por la editorial a entregar el manuscrito, ayer llamaron y...

—Lo sé lo sé—Le dije mientras entrábamos en casa.—Te quiero

—Yo más—Dijo él—Anda vete a vestirte antes de que Marie te mate por llegar tarde.

Sonreí y me di cuenta de que cuando te dicen que llegará algo mejor, es porque de verdad siempre habrá algo mejor en nuestras vidas.

Me di una rápida ducha y pasé por casa de Marie antes de ir a la casa de mi padre.

Al llegar a la casa de mi padre, su mayordomo me esperaba en la puerta principal.

—Buenos días señorita Smith—Saludó

—Llámame Sara—Le sonreí y entré a la casa donde mi padre me esperaba para comer.

—Llegas tarde—Susurró

—Lo sé, es que fui a hacer surf con Ian y se nos fue la hora y luego Marie se pasó la mañana hablando y...—Lo abracé—Felicidades—Le tendí una caja con un reloj de marca que había comprado para él.

—No hacía falta que te preocuparas por comprarme nada—Me abrazó

—Es un detalle—Le dije y él sonrió.

—¿Quieres que te acompañe a la editorial y luego vamos directamente a la cena?—Asentí.

El día pareció pasarse en un abrir y cerrar de ojos y cuando llegamos a casa, Ian y yo nos tendimos sobre la arena tras darnos un baño en el agua del mar. Se acercaba el verano y se notaba ya el clima cálido.

—Voy a preparar un baño—Le dije a Ian dándole un beso

—Voy pidiendo la cena—susurró y me depositó otro beso.

Subí a la habitación y llené la bañera de agua cálida, ambos nos sumergimos bajo el agua y entre besos y mimos se nos pasó el tiempo volando. Hasta que sonó el timbre.

—Voy yo, no salgas—Dijo Ian sonriéndome.

El agua caliente envolvía mi cuerpo y miré por la cristalera el mar oscuro bajo un manto de estrellas y pensé en lo bonita que estaba la noche.

—¡Sara!—Gritó Ian y supe que algo iba mal—¡Creo que deberías bajar!

Envolví mi cuerpo en el albornoz de Ian que colgaba sobre el perchero del baño y bajé, al mirar hacía la puerta mi corazón se estremeció y pude notar como mis articulaciones flaqueaban.

Ig:_lina.sunn_

Esclava de tiWhere stories live. Discover now