𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]

46. ¿formalizar?

George tenía el ceño fruncido sin quitarle la mirada de encima. Estuvo agendo cuando ella saco su miembro de su ropa interior y le escupió para esparcir con su mano por toda su longitud. Se tenso gimiendo por las caricias suaves y tan húmedas. Sus piernas estaban comenzando a tener espasmos, y recién estaban comenzando.

—ah...— dejó caer su cabeza hacia atrás, intentando tomar aire para controlarse un poco mejor. Sus manos estaban enterradas en las frazadas y las agarraba con fuerza.

—que lindo te ves así...— confesó. Su lengua partió por su base subiendo lentamente en una lamida hasta su glande. Se sentía como palpitaba, y de solo imaginar el delirio sentía que se mojaba más.

—¿Tú crees?— la volvió a mirar. Amy dejo un en su punta antes de meterla a su boca. George la había mirado únicamente para apreciar ese momento. Comenzó a succionar su pene, cada vez tragandolo más hondo.— ¡Aah! Nena... Que bien lo haces.

Sintió como apoyaba su mano en su nuca, sin jalar su cabello, simplemente la empujaba más hacia abajo. Sus comisuras desbordaban una mezcla de fluidos, pero eso no la detenía. Quería seguir complaciendo su placer para obtener un orgasmo de su hombre. Comenzó a balancearse más y más, mientras no dejaba de mirarlo.

—eres tan guapo, Georgie.— respiro agitada por la falta de aire mientras lo masturbaba rápido, llevando el ritmo que tenía anteriormente con su boca.

—no puedo más... Te lo juro.— se inclinó para besar sus labios, y gruñó fuerte.

—no te contengas mi amor.— dejo un beso corto para bajar a retomar su trabajo. Las caderas de George se movían contra la boca de su novia continuamente, desesperado. Estaba en su goce máximo, pero quería disfrutar esa mamada por más tiempo. Se estaba conteniendo.

—mmmm...— gimió con intención, únicamente para darle más vibraciones a su glande. Lo estaba chupando rápido, porque la palma de George empujaba su nuca de esa manera. Al sentir esa nueva sensación agarró su cabello bajandola, esperando que lo repitiera. Amy lo repitió cada vez que bajaba, y eso lo tenía retorciéndose.

—¡Ah, ah, Amy! ¡Carajo, nena!— la dejo abajo, y gruñó cada vez que descargo sus fluidos por su garganta. Dejó caer su cuerpo a la cama, tragando e intentando recomponerse un poco.

—eso es...— lamió hasta dejarlo limpio y acaricio su abdomen para levantarse.

—nena...

—ve más al centro.— ordenó. George se arrastró hacia atrás, para poder quedar recostado en la cama, en el centro. Ella gateo por sus piernas, haciendo que se le ponía dura únicamente con ver esa mirada hambrienta de él. Llegó hasta su abdomen, y se sentó en esté tomando sus manos.— tócame, Georgie. ¿Que acaso no me extrañaste?

—nena... Te extraño siempre.— acaricio el brassier de encaje, y fue más atrevido al apretar sus senos. Quería devorarlos. Su piel brillaba y se sentía tan suave que quería lamer cada rincón de ella.— estoy muy sorprendido...

—y yo muy caliente.— respondió en un tono dulce que terminó de matarlo. Bajo nuevamente a besarlo, pero de forma grotesca, introduciendo su lengua en su boca y danzando con la de él mientras acariciaba su torso. A George no le costó mucho seguirle aquel beso tan caliente. Sus muslos se apretaban a sus lados al igual que su centro en su abdomen. Se sentía increíble.— besas muy bien, amor. Me encantas, ¿Lo sabes?