Capítulo Cinco.

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Italia.

Becca.
—Despierta, Bec. —Ma zarandeó. — ¡Bec!

— ¿Mhm? —Le di la espalda.

—Becca, despierta, vamos. —Insistió.

—Pero ¿qué quieres, pesada? —La miré cabreada.

—Andrew...

— ¿Qué pasa con él? —Me estaba volviendo a dormir.

—Está con una chica. —Añadió.

—Pues me alegro por él. —Me revolví.

—No lo entiendes, ¡Está ligando!

— ¿Qué? —Abrí los ojos de golpe y la miré. —Haber empezado por ahí, Kora. —Ironicé, dándome la vuelta.

—Si no es por las buenas, pues será por las malas. —Dijo antes de estirar de mi brazo hasta sacarme de la cama.

—Te odio.

Al llegar a la cocina, estaban todos asomados por la ventana.

—Me encanta la privacidad que hay en esta casa. —Ironicé poniéndome una taza de café.

—No hay tiempo para cafés. —Kora me estiró de la camiseta y me arrastró hasta la ventana.

—Mi café...—Lloriqueé viéndolo sobre la encimera.

—Shhh, que no los escucho. —Me calló mi madre.

Estuve a punto de reírme de la situación, pero estaba segura de que me reñirían por ello. Asiqué me dediqué a observar a mi hermano hablando con una chica rubia en la acera de enfrente.

— ¿Qué se supone que estamos viendo? —Pregunté confusa.

—A Andrew ligar por primera vez en mucho tiempo...—Kora estaba disfrutando de todo esto.

—Desde que le dejó Amber ¿No? —Papá hizo un mohín, pensando.

Me separé de la ventana, no iba a pasar nada. Andrew era muchas cosas, pero no tan estúpido como para enrollarse con alguien delante de casa.

La puerta principal se abrió segundos después y todos se apartaron de las ventanas, actuando como si nada hubiera pasado. Escondí mi risa bajo la taza de café.

— ¿Y bien? ¿Habéis disfrutado del espectáculo? —Andrew dijo divertido.

— ¿Cómo?

—No sé de qué hablas, hijo...

— ¿Habías salido?

No pude no reírme al ver como se hacían los locos.

—Que familia de cotillas...—Susurró divertido a mi lado.

—Por eso es mejor venir de madrugada...—Le aconsejé antes de acercarme la taza a los labios.

— ¿Algo que contarme? —Me miró interesado mientras se servía también café.

— ¿Y tú? —Me mordí el labio, divertida.

Él se apoyó sobre la cadera a mi derecha y los dos miramos al frente sin decir palabra.

— ¿Enserio? ¿Rubia? —Hablé después de unos segundos, sin poder contenerme.

— ¿Qué? Cada uno tiene sus gustos...—Se encogió de hombros mientras se reía.

— ¡Bueno, yo me voy ya! —Anunció Kora poniéndose el abrigo.

— ¿A dónde vas tan pronto? —Me asomé a la entrada junto con mi hermano.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Where stories live. Discover now